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DE JNDIAS
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han visto en estas partes y más singulares que ha
habido en el mundo por sola una consideración, por–
que se acuerLlan muchos Yecinos de la ciudad que
cuando la ganó Francisco Draque, un ministro ele la
herejía luterana predicaba á los ing le es desde el
mesmo puesto adonde ahora estaba el dosel y se
enarboló el estandarte ele la fe. Hecho esto, los seño–
res inquisidores, dejándole allí plantado, se entra–
ron dentro, haciendo primero su cortesía á los cap i–
tanes
y
más gente de guerra.
«Estaban ) a proyenidas las reli gion es y la clerecía
para aquella tarde á las cuatro para la proeesión que
se había de hacer de la cruz, y así, acudieron á la
mesma hora á la In quisición , desde donde había de
salir. Asi mesmo acudieron todos los ele las varas y
la gen te honrada del 1ugar, la que sali ó en 'esta for–
ma, que por sor cosa que no e había hecho jamás
con tanta solemnidad, pareció muy bien.
«Primeramente iban ocho de las Yaras, por delan–
te en procesión abrieudo camino, y luego ll evaba el
pendón ele Sancto Domingo
el
Gobernador; servían le
de borleros dos personas de las más caliDcadas; hl0-
go iban las religiones todas do la ciudad con g ran
copia de religiosos que do todas partes habían con–
currid o, y luego la cruz, que la ll evaban á veces dos
comisarios del Santo ODcio revestidos con su s ca–
pas,
y
detrás en procesión doce do las varas,
y
des–
pués de ellos los ministros de la Inquisición , aca–
bando en los tres oficiales, alguacil, secretario y
receptor; andaban hasta diez de¡ los de las varas por
una
y
otra parte con mucho silencio poniendo en
orden la procesión, y por el yacio della, desde don-