DOCUMEl\TOS
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.que e le dió,
y
por ser homhre ig norante, que aún leer ni escribir
:Sab ía, nacido y criado en España, le absolví de la instancia, de que
doy cuenta
á
V. A. El libro envío remitido á
V.
A.
p~ra
que se
.entienda la pretensión de estos malditos herejes, qu e es prevertir
las a lmas de esta gente ignorante de las Indias con perniciosas
-sectas
y
falsas doctrinas, que será fácíl introdu cir por la poca con
.que se cria esta gente y por su facilidad .
V. A.
provea de remedio á negocio tan g rave
y
de tanta impor–
tan cia que conviene grandemente al servicio de la maj estad divi–
na
y
de la humana
y
al bien espiritual
y
uni versal de tod as estas
í sla : el qu e n-ie parece convenir es que
V. A .,
siendo servido, pro–
yea de Inq uisición qu e asista en la isla de Sancto Domingo, que
es la metrópoli de todas, pa ra que desde alli atala ye sobre este ga–
nado de el Señor,
y
como se acostumbra, salgan
á
visitarlo, dando
vuelta ·
y
perlu trando todo lo qu e estuviere debajo de su jurisdic–
ción,
y
i á
V. A.,
por alg unos respetos le pareciere no plantar por
a hora la Inquisición
y
fuere servido qu e en el ínterin de que
a
los
Obispos . e les die e potestad su bdelegada para tratar los negocios
.de Inq ui idvn y para criar en sus diócesis familiares y varas de
~lguac iles,
con las preeminencias qu e los tales suelen gozar, que
con e to e podría remediar por ahora los daños -qu e ha y y los ma–
yores q ue se p ueden temer, hasta qu e
V. A .
determinase lo más
-convin iente 6 fuese servido que verdaderamente conviene lo uno
y
lo otro.
Cuando llegó este maldito li bro y falso á mis manos
y
pasé los
ojos por algu nos de sus capítul os, prometo
á V. A.
qu e me dió u·n
s u to tan extraordinario q ue me q uedó el corazón temblando
y
pal–
pitando por gran espacio en medio del pechG, con un grave dolor
y
enti miento en él, considera ndo el a trevimie1Ho de esta gente
perdida
y
desalmada: ya q ue
possuerunt in ccelum os suum.
lancé
luego este li bro de mí como si la nza ra un áspide ó vívo ra ponzo–
iiosa .
1
p uerto prin cipal de esta isla vienen navíos, así de a rribada, de
p ortu g ueses, como de las islas de Canaria con registro,
y
otros
.q ue \'ienen con e ·cala para pasar
á
la Ha bana,
y
en los de los por–
tu g ueses vienen mercaderes, los más dellos de nación hebrea, gen–
te sospechosa la ma yor parte dellos, q ue los qu e llegan de las islas
d e Canaria vienen muchos herejes encubiertos con plazas de ma–
rin ero
y
de otros oficios de la mar. Por la mayor parte son ex–
ploradores de la tierra
y
de sus fu erzas, como se echó de ver en
un o en particular qu e pasó por este puerto en un navío de las is·
l._as de Canaria qu e pasaba á la Habana,
y
iba en plaza de_condes·