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DOCUMEXTOS
de la dicha querella. dijo: que lo que sabe de lo contenido en la
dicha querella es que P'-•drá haber cuatro afíos, püco mr\s ó menos,
que á esta ciudad vino á visitar el licenciado don LopeClavijo, deán
de la Catredal; habiendo visitado este convento y monjas dél, y ha–
bládoles á todas juntas, que estaban por la parte de dentro delco–
mulgatorio, y él por la banda de fuera, adonde al presente está S. S..
las mandó que todas se fu esen
y
que sola se quedase la madre
Catalina de j esús, que al presente es vicaria y entonces era abade–
sa, y las dichas monjas se salieron fuera y se quedó la dicha
abadesa,
y
esta testigo se quedó asimis mo detrás de la dicha
Q.ba–
desa, como escucha que era,
y
también Brigida de Santa Cla–
ra, y no se acuerda si quedaron ' otras más, y estando hablando con
la
dicha abadesa, el dicho deán le dijo quedito: <dlegaosacá,Catalina,
y
bésame;n
y
la dich-a abadesa le dijo escandalizada que no dijese
aquellas cosas que parecían mal dichas de un prelado que las habla
venido á visitar
y
que tenia obligación de dalles buen ejemplo;
y
el
dicho deán le respondió: <!pues '110 quereis besarme, mostradme el
pién;
y
la dicha abadesa le respondió lo mi moque dicho tiene. y q ue
se dejase de esas cosas; y entonces el dicho deán le dijo á la dicha
abadesa: <!110 confeseis vos ese pecado, que yo lo confesaré»;
y
con
esto el dicho deán se fué disgustado
y
mohíno, de donde esta tes–
tigo entendió que el dicho deán había quedado disgustado y con
poca afición deste convento por no haber condescendido la abadesa
con s u voluntad; porque ha oído esta testigo que el dicho deán se ha
qu ejado en el monesterio de la Concepción de Santa Fee que las
monjas de este convento no le tenían amistad ni amor como de antes,
y
esto sabe que lo escribieron así Juana de la Cruz
y
Ana de Santa
Cruz, a!:Jadesa y vicaria del dicho convento, que fueron de éste
á
fun–
dar el de Santa Fee;
y
que ami mismo se acuerda esta testigo que en
la
ocasión que tiene dicha que vino
á
visitar este convento el dicho
deán don Lope Clavijo, antes de acabar la dicha visita, estando ha–
blando á solas por el dicho comulgatorio con la dicha
A
na de Santa
Cruz, y estando esta testigo detrás de ella, el dicho deán le dijo:
«SOS–
pecho que debeis de tener las piernas gordas, como vuestros herma–
nos, y no delgadas como mis gobrinas, qu e las tienen como yo: mos–
trádmelas;n la cual le respondió: (c¡Jesús, padre! eso me dice; no veq ue
es visitador; pues como reprehendiera V. Md. en nosotras ese delicto
si hallara que le hubiéramos cometido, pues V. M.d. intenta le cometa–
mos con éln:y el dichodeún, vistasu respuesta, dijo:((eso no es nada,
no importa, hija>>; mas de que con esto entendió sehabía ido el dicho
deán con disgusto ...