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Con s ta que en 30 el e mayo de 1688 hubo au to ge–
neral de
fe,
en el quC\<el teatro alió con ta nta perfec–
ció y grancl_cza que los foras teros qu e habi an visto
otros en otra ciu dade no la reconocían
á
n inguno,
y
estuYo con cuanto orn ato en estas partes puede
i maginarse y muy lu cid o de tod a. maneras, y ase–
g uramos
á \ .
E .)
decían lo Inquis id ores, qu e hechos
s u costos
á
dinero de contado, pasarían el e diez
y
s eis mi
1
pesos)) .
1
En au to parti cu lar celebrado en la iglesia el e San–
to Domingo en 11 ele di ciembre de
1G89
sacaron por
celebran tes sin órdenes
á
don Francisco de Arri eta,
Yecino de l\l aracaibo, y Fr. Ig nacio ele Ceuallos y
Cabrera, corista domini co, na tural de Gu amanga;
Bern abé Blanquizel, negro e. claYo, «por haber di–
cho haberse de acabar el mun{io dentro de veinti–
cuatro años, que lo decía do parte de Dios,
y
qu e sólo
había ele quedar un a cier ta ciucl acJ, haciendo demos–
tración de mirar al ciclo»; P edro .cle 1\lesa, Antonio
d e Salinas
y
Juan ele Salcedo , negros,
y
P ablo Se–
rrano, mulato , por sor tílegos; Jua n 1\Iar tín, vene–
ci ano, denun ciado en Bayamo el e algunas proposi–
c iones heréticas, que sufrió cuatro vueltas el e man–
cuerd a;
~i col ás
Gómez ele Frías, limeüo, testificado
en la Habana ele proposiciones blasfemas, sacríle–
gas hereticales; Vicen te Gómez Coello, portug ués,
d enunciado como j ud ío en Cuba;
y,
por fin, Fr. Jua n
P lácido Salgado y Novoa, portu g ués, ele edad ele
c incuenta añ os, reli gioso pren:wstratense, que había
1. Carta de Ortiz de Zárate de 14 de octubre de 1688. Es casi se–
g uro que en este auto se presentaron los tres condenados á relajar
á
quienes hemos 1p encionado más atrás.