EN C.\.llTAGENA DE
I~DIAS
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nunciación hecha ante el comisario de Caracas por
el provi sor contra el obispo D. fray Antonio Gonzá–
lez de Acuña, por haber dicho, celebrando ciertas
órdenes sagradas, que su intención era no ordenar á
los que tuYie en alguna sangre ele mestizos ó mula–
tos, palabras que levantaron gran alboroto en la ciu–
dad;
y
otra enviada por el Comisario de Barquisimeto,
á
causa do haber so tenido á un fraile que el cuerpo
del apóstol Sailtiago, como los do todos sus compañe–
ros, se hallaban en Roma; de h aber reprendido
á
un
cléri go mozo porque creía en el milagro de una ima–
gen que había uclado, diciéndole
ce
sólo el obispo es el ·
que hace milagros ». Otro afirmó «haberle oído cómo
haya bien qm-- comer
y
dinero que gastar, no impor–
ta, ni hay más vida q110 ésta)) . Estas propo iciones
se mandaron calificar
á
los jesuitas Francisco Cas–
taño
y
Pedro de Estrada, al franciscano Fr. Martín
de Velasco
y
al doctor don .Juan Rodríguez Rondón,
presbítero, qu ienes, con formes las declararon res–
pectivamente temerarias, blasfemas
y
escandalosas .
En 1680 fueron testif1cados de
j
udios Diego Jimé–
nez, le-go jesuita de"! colegio de Santa Fe, y Diego
Riaño , natnral ele aquella ciudad, que sali eron en li–
bertad;
y
Lázaro do Ri 'i'ac;, mulato, de h aberst? casado
dos veces . Como espo n táneos fueron absueltos
ad
cautelam
é in struidos en la fe Juan Juanes, alemán,
Juan J acobo, pechilingue, y Enrique Enríquez, ho–
landés .
En auto de fe celebrado el 21 de diciembre de 1681
salió como h ereje formal
y
fu é condenado en perdi–
miento de bi enes
y
cárcel perpétua irremi sible, E s–
téban Viu as, natural el e Barcelona, cirujano, que,