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EN CARTAGE0l"A DE INDIAS

201

no Cortázar, le faltaba al respeto, como en público

habia desairado ya al secretari o Oetiz y al alguacil

mayor;

1

en un día posterior mandaba un recado al

Inquisidor Argos, diciéndole que en su casa tenía

un delin cuente facineroso; y, por último, poniéndose

de acuerdo con el Cabildo escribía al Co nsejo de

Indias peoponiendo se obligase al Tribunal á que

vendi ese unas casas de tablas que ten ía en la plaza

para edifi car allí las del Ayuntamiento, cosas que,

juntas, tenían tan mortificados á los In quisidores

que asegu raban al Consejo «era el hombre más peli–

groso del mundo, porque nos pone cada dia mil

ocasiones en qne tropezar , y qu e) si es to no se reme–

dia, no se puede vivir en esta ciucl ad)) .

2

P ero el colmo ele su atrevi miento á las cosas del

Santo ODcio lo di ó .lVIurga un dia en que hi zo qui–

tar al v.erclugo á un negro pen ite nciado por hereje

que iban azotando por las call es, con escándalo ele

todo el pueblo.

1.

Carta de Cortázar de 7 de febrero de

r63r .

2.

Ca rta de

12

de d iciembre de

r632.

Era n peregrinas las razo–

nes q ue los Inq uisidores hacía n valer en carta posterior

y

sin fe–

c ha para que no se aceptase la p ropuesta del Gobernador

y

capitu–

lares, pues así como en Zaragoza, decían, se fundó la capilla del Pilar

en el sitio de la a lfajeria morisca,

y

en Madrid una iglesia en el

lugar en que m is judíos a zotaban

á

Cristo, así allí se había fun –

dado la Inquisición en el mismo lugar en que lós protestantes de

Drake predicaóa n sus errores, <<Y verificase esto ser milagrosa cosa.

concluían, con que el primer hereje que se relajó en este Tribunal .

fué de las sectas de los que predicaron sus herejías en estas ca–

sasn: «con lo cual es cierto que todas las acciones que hiciese so!:>re

esto dicho :Matute (agente del Gobernador

y

Cabildo) no son -más

q ue á fin de echarnos de este sitio, por odio mortal que nos tienen–

y

ocupar la ciudad este lu gar para casas de cabildo, por ser el me–

jor desta plaza para su propósito,

y

no por el servicio de Dios, como

e llos diránn.