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LA INQUISICIÓN
Ugarte y Saravia recibió su presentación para la
diócesis de Chiapa en marzo de 1629, habiendo venido
á reemplazarle desde Santa Fe en 16 de mayo del año
siguiente el hermano del arzobispo de aquella ciudad,
don Martín de Cortázar y Azcárate, que con motivo
de no quererse ir á su obispado su colega, esperan–
do, según decían, que vacase el de Cartagena y
quedarse allí , tuvo con él algunas desazones á pro–
pósito de los sueldos.
r
La blandura evangélica del Gobernador que los
inquisidores encontraron cuando llegaron á fun–
dar .el Tribuual, habíase ido trocando, poco á poco,
en aspereza y llegaba ya con la persona de don
Francisco ele Niurga
á
términos destinados á pro–
ducir un estallido el momento menos pensado.
Un día querían los ministros salir fuera de mura–
llas á holgarse, y los soldados, con especial consig–
gna ele aquél, les p'rohibían sacar la cesta con las pro–
visiones que llevaban, mientras para ello no pidiesen
especial licencia;
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ya tomaba pie de un libro que"
acababa de publicarse en Madrid para expresar que
los inquisidores nunca podían proceder contra él, «y
que por su mano, decían ellos, ha de ser nuestra
comida y no de otra manera, porque es quien ha de
dar libranzas á los ·oficiales reales para que nos pa–
guen;3 en otra ocasión, comiendo en casa del deca-
r.
Acerca de la carrera posterior de Ugarte
y
Saravia, véase la
p ágina
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d el tomo I del
Teat-ro eclesi.istico
de González Dávila;
-el
1Jiccionario
d e Alcedo
y
la
1listada de Guatemala
de Juarros.
_página
282.
2.
Carta de los Inquisidores, de 28 de diciembre de
r63r.
3. Carta de
r3
de enero de
r632.