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LA INQUISICIÓN

daba polvos y yerbas para que los hombres quisie–

sen y amasen deshonestamente á las muj eres .

1

Los accidentes ocurridos en las cárceles secretas

se iban repitiendo ahora con una frecuencia espan–

tosa. Una negra llamada J erónima, natural de Se–

villa, de oficio partera, presa por bruja, de quien

hizo relación el alcaide «de que le había dado un ac-–

cid ente de desmayo, ll amando al doctor para que la

curase, murió apopléticamente dentro de tres días)).

P edro López ele Na.cai, portugués, testificado por–

un r eo del Santo Oficio de que guardaba los sába–

dos, y estando su causa ya terminada, «le sobrevino

una enfermedad de que vino á morir aceleradamen–

te y se enterró en el patio de las cárceles.)>

Francisco Angola, esclavo, testificado en la Haba–

n a de haber muerto á muchas personas con hechi–

zos, que

en~la

primera audiencia dijo que no sabía de

lo que se le acusaba y en segu.ida se allorcó,2 engri-

1.

Sentenciáronse también ese año fuera de auto las causas dei

n egro Pedro de Angola q ue, estando preso, casi dejó por muerto al

alcaide, á fuerza de golpes, y que recibió doscientos azotes por laS–

calles y diez años de galeras; A ndrés Ramírez, soldado de la Ha–

bana, por supersticioso; Alonso de .i\'lolina, morisco, que servía en

las naves del R ey, que fué admitido á

reconciliació n; las de doS–

religiosos franciscanos Fr. Gaspar Serrano, conventual en Cuba,.

y

Fr. Diego Ruiz de Aliende, g uardián del convento de Bayamo,.

p or proporciones, los cuales oyeron sus sentencias

y

fueron repren–

didos

y

advertidos en el Tribunal;

y

la de l mercedario Fr. Juan

Guti(;rrez de Sala, comendador en Puerto Príncipe, quienJ en vista.

d e sus defensas salió absuelto .

2.

«Se ahorcó á primera noche d e la rejecilla de la ventana con un·

cordelillo con que suspendía el grillo, echado por debajo de la

barba, á modo de barbiquejo, s in lazo

y

atado por los cabos en los.

hierros de dkha ventanilla, y metida la cabeza por el hueco de di-–

cho cordelilio, del cual estaba pendiente el dicho cuei·po, levantado-