EN CARTAGENA DE INDIAS
193
de Valencia de Alcántara, hereje judaizante) mal
confitente; fué acusado, entre otras cosas graves, de
haber azotado un Cristo y otra nefandisima maldad;
salió al teatro su estátua con sambenito ele reconci–
liado, por haber el dicho muerto en las cárceles se–
cretas con muestras de arrepe ntimi ento.
«22.-Juan \ icente, cristiano nuevo, descendiente
de hebreos, natural de la Yilla ele Campo Mayor, en
el reino de P ortugal, ele oficio zapatero, reconciliado
en la Inquisición ele Coimbra y otra vez en la de
Lima por hereje judaizante, pertinaz, relapso y
ficto penitente; fueron gravísimas s us culpas, y tanto
qu e, por no escandalizar con ellas á los piadosos
cristianos, se dejaron ele recitar en el teatro casi las
más de ellas, á reincidencia ele las cuaJes fué rela–
jado y salió al tablado con insignias ele tal, y des–
pués de habérselo leído la sentencia, fu é entregado
a1 teniente de la ciudad, que le mandó quemar.
«Eran á este tiempo las siete de la noche y luego el
senor Inquisidor tomó sobrepelliz, estola y capa;
truj eron los penitentes y, postrados
á
sus pies, abju–
raron los
de levi
y el
de vehementi,
y luego hizo sus
ceremonias, corno las usa el Sancto Tribunal, y
ayudando la música ele
la Catedral, que cantó el
himno Veni Sancti Spiritus, y el salmo Miserere mei
Deus, su señoría reconcilió y absolvió á los herejes,
que abjuraron s us herejías.
«Era la noche obscura) las luces muchísimas, y la
suspensión mayor con que salía la música, de suerte
que obligaba en aquel acto piadoso
á
devoción y res–
peto. Acabada la absolución, volvió la cruz de la pa–
rroquia ya descubierta, con curas, y acompaüado su
!3