EN CARTAGENA DE INDIAS
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«Reconciliáronse cuatro brujas, que la una dellas
confesó de sí y ele olros voluntariamente_. y así se
le dió un afío de hábito y cárcel, y las tres la tienen
perpétua mientras fuese la voluntad de V. S . Son ne–
gras que había veinte años y más que apostataban
de la fe; convienen en los ritos, ceremonias y male–
fic ios
y
deshonestidacles nefandas y torpes con las
relaciones que ele esas partes han venido de brujas
y brujos.
«Hubo dos hechiceras, la una ya castigada por
este Santo Oficio,
y
la otra, negra criolla de Santo
Domingo, granden1ente perniciosa en aquella ciu–
dad: entre otras penas, se les dieron azotes .
<<E l octavo fué un español casado dos veces, que
por la larga prisión qu e en esta ciudad tuvo y otros
j ustos respectos, tuvo sólo de penitencia el salir al
auto y destierro de las Indias .
r
d e
r6rg,
á no haberse muerto el piloto Pablo de Lizarazu que trajo
á
éste, procediéramos contra él, porque no sabemos qué diferencia
haya de un factor y encubridor de herejes
á
un desalmado que pot–
una ganancia miserable pasa á estas Indias.»
Enviado desde Cumaná
á
la isla Margarita y de allí á Cartagena,
Edón ingresó en la cárcel pública el 3 de julio de aquel año
( r6rg).
Había servido de dependiente
á
un especiero de Lóndres, cuya for–
tuna heredó· y por haberla perdido, se escapó endeudado á Sevilla,
D--spués de sus primeras declaraciones, en que dijo ser protestante,
fuétran lactado á las cárceles secretas, donde la noche antes del auto
en que se le notificó la sentencia lapa ó disputando con dos reli–
giosos que e le dieron para tratar de convencerle,
«
in aprovechar
nada.»
r.
Los reconciliados fueron las negras i\taría Lindu, Leonor Guío–
mar
y
Polonia, hechiceras; abjuró
de levi
otra negra ju epa Ruiz,
é
r
·abe!
~oble,
portug-uesa, casada, que habia ido ya penitenciada en
el auto de
r6q;
y
por fin, el casado dos veces se llamaba Juan de la
Cueva, de oficio pintor.
Además de esta causas se falló también en esos días la del portu-