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LA 1 QUISICIÓN
tra sus compañeros, diciend o que Salcedo estaba en–
cantado con los «amores de aquella gentecilla)>
porque le hi cieran capi tán á su sobrino, «y otras
s uciedades>) , y que era pública voz que al fi scal le
había dejado el Proviso r sus libros . d 3uplico me
s aq1.:1e ele aq uí en la pri mera ocasión , co ncluía, y no
permita que un hombre hon rado, en quien todos
tienen pu estas sus esperanzas, padezca así entre
irracionales>> .
r
Cuando estas denunciaciones comenzaron á ll egaral
Consejo se ofreció el viaje al P erú del Yirroy Príncipe
de EsquiJ ache, que arri bó á Cartagena con par ticular
encargo del Rey de informar e do lo que allí pasaba
y especialmente de la conducta el e Mafí ozca, á cuyo
favor escri bió en térmi no muy generales, aunque ex–
presivos :
2
pero, como
á
pesar ele esto, se presen taban
al Consejotodos losd íasqueja cadavezmá apremian–
tes suscri tas por frailes de s uposición y aún comuni–
dades enteras,3 el Inqui iclo r general se vió en el caso
de mandar levan tar en
1
Iad ricl un a in fo rmación ele
la vida y costumbres ele Mañozca. Justificóse en ella
de la manera más evidente cuanto se co ntiene en
las cartas cuyo ex tracto hemos dado,
y
con vista ele
todo, se clió orden á Maflozca de que se presentase
en el Consejo.4
r.
Carta de 28 de julio de r6r7.
2. Carta de 20 de marzo de 16rS.
3. Véanse las cartas d·e don Diego de Acuña de r2 de julio de
r6r7; la del convento de dominicos de Carta gena de 2S de julio de
r6rg; la de Fr. J uan de Cabrera, 20 de julio de 1620; una del obispo
d e Cuba, sin fecha, etc., etc.
4· La información se levantó en Madrid en 20 de Febrero de
i62o por el Licenciado Mendo de Benavides,
y
en ella declararon