/
112
LA INQUISICIÓN
r es
y
tomares, que la
:.A.udienc~a
de Santo D0mingo
falló en varias ocasiones á
u favor. Quedóle con
esto
la
mano gustosa; tcniase por papelista, sabía
poco
y
presumía mucho, ele modo que al ll egar
á
Carta.gena
y
verse entre soldados de Flandes, que
n1os traban más el serlo en hablar mal del Santo Oficio
y
sus oficiales
y
ministros, hubo de tomar pretexto
de ocasión baladí. para procurar desa.irarle.
Fué el caso ·que el negro de Salcedo, yendo un día
a1 mercado 1:::or la ración de carne cp.1e correspondía
á
su amo, encontró con un negro muy bellaco, cas–
tigado ya por el San lo Oficio, que le dijo que . e
fu ese, que no habla. carne ahí para
él.
Vuel'i'e el
criado al Tribunal; dale Salcedo un papel apre–
miando al vendedor,
y
en llegando de nuevo el ne–
gro al puesio, saca un machete que llm'aba escondido
debajo de la. capa. y le da dos ó tres golpes de plano,
y
asiendo de la carne que sobre el mostrador estaba,
se fué á su casa .diciendo que, si querían el dinero,.
enviasen allá por ól.
Supo el incidente don Garcia Girón
y
dando·
muestras de gramlísima ira
y
enojo, mandó pren–
der al negro, cometiendo al escribano de gobierno
que hici ese informac ión del caso . Llega esto á noti–
cia de ·los InquisiLlores y en seguida dictan auto
conminando con multa
y
excomunión al actuario
para que entregase el proceso. Ocurre el notario al
Gobernador diciéndole el aprieto en que estaba,
y
re--–
cibe orden para que con graves penas, ni entonces
ni ;nunca diese papeles ele su oficio á juez al–
guno sin orden y encargo suyo . Quiere excusarse
con este mandato
y
no le vale
y
tiene al fin que pa.-