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LA INQUISICIÓN

r es

y

tomares, que la

:.A.udienc~a

de Santo D0mingo

falló en varias ocasiones á

u favor. Quedóle con

esto

la

mano gustosa; tcniase por papelista, sabía

poco

y

presumía mucho, ele modo que al ll egar

á

Carta.gena

y

verse entre soldados de Flandes, que

n1os traban más el serlo en hablar mal del Santo Oficio

y

sus oficiales

y

ministros, hubo de tomar pretexto

de ocasión baladí. para procurar desa.irarle.

Fué el caso ·que el negro de Salcedo, yendo un día

a1 mercado 1:::or la ración de carne cp.1e correspondía

á

su amo, encontró con un negro muy bellaco, cas–

tigado ya por el San lo Oficio, que le dijo que . e

fu ese, que no habla. carne ahí para

él.

Vuel'i'e el

criado al Tribunal; dale Salcedo un papel apre–

miando al vendedor,

y

en llegando de nuevo el ne–

gro al puesio, saca un machete que llm'aba escondido

debajo de la. capa. y le da dos ó tres golpes de plano,

y

asiendo de la carne que sobre el mostrador estaba,

se fué á su casa .diciendo que, si querían el dinero,.

enviasen allá por ól.

Supo el incidente don Garcia Girón

y

dando·

muestras de gramlísima ira

y

enojo, mandó pren–

der al negro, cometiendo al escribano de gobierno

que hici ese informac ión del caso . Llega esto á noti–

cia de ·los InquisiLlores y en seguida dictan auto

conminando con multa

y

excomunión al actuario

para que entregase el proceso. Ocurre el notario al

Gobernador diciéndole el aprieto en que estaba,

y

re--–

cibe orden para que con graves penas, ni entonces

ni ;nunca diese papeles ele su oficio á juez al–

guno sin orden y encargo suyo . Quiere excusarse

con este mandato

y

no le vale

y

tiene al fin que pa.-