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XI

pables, que, en diez

y

ocho siglos

y

por todo el mun–

do, no ha tenido mas plan que el de embaucar

y

mis–

tificar

á la candorosa humanidad.

Pero prescindiendo de incubar en estas reflexiones,

así como en las ·de!-fias objeciones que se han hecho

siempre contra.

la posibilidad

y

existencia ele los mi–

lagros, considerémos por un instante el argumento

éapital .que la crítica contemporánea hace contra la

realidad de los milágros, por medio de uno de sus

'J.as

célebres representantes. Mr. Renan,..con toda la turba

que le hace coro, dice: ((El milágro no se puede acep–

tar, porque j)más se ha r ealizado en condiciones tales,

que fuese posible

á

la ciencia el comprobarlo

y cerc

io–

rarse de su realidad;

y

en último cai),

quién

Sft.be

.

si

mas tarde los progresos de la

f~sica,

de la química

y

la

fisiología nos llegarán á demostrar, que, lo que

án tes

pasS

p0'1:·

0

un prodigio, no es sino el resultado de una

nueYa ley de la naturaleza.»

Así se expresan los titulados sá.bios

y

críticos del

siglo, que, para justificar su incredulidad , quieren rele–

gar la certidumbre hist6rica al fonrlo

de

las académia

·y

que·

se hallo

monopolizada por

bs

comisiones científicas.

¿Por ventuláL, preguntarémos con un · apologista de

nuestros días, no hay en este órdcn

do

fenómeno·· una

certidumbre moral, que se impone

<1

los filósofos

lo mis–

mo que

al

pueblo'?

¿N

o existe p::t:ra

juzga.r

tale· cosa.s

el

tribunal de la rüzon popular, en el cual el buen s

!~.ti ­

do v11le tanto corno

b

ciencia, y

á

veces

di

un

fallo

mas impar.c1al que lo::; mismos sábios? ¿

Gómo,

para es–

tar cioi.·to

de

que

un

cadáver

os

caLlárcr se necesita

indispensa,blementc la intcrvencion de los sáb.ios?

¡Oh!

nó; para esto '

o

se nece:::;ita ser un gran fisio

1

gista.:

· basta tener ojos

y

sentido comun.

Pero

en

este siglo

ele

la.s comisiones,

so

quiere

re–

solver tt>do por medio de comi,siones científica.s.

rn.ra

que se

prtlpe

cuan ridícula es

semojan~e

prete

nsio .,

imajjnemos por un momento que se hnbiose encomen–

dado

ú

una comision de sá.bios el pres3:1.ciar

y

exami-

1.