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74-

daría

con1o

cttnon1zado,

si se

canonízára

A

su

autor~

que tuviese pres·ente S. M. lo que suce-dió en tiempo

de su augusto padre, que desaprobó la conducta tur•

bulenta de este obispo, haciéndole venir

á

España

contta su vo]nntad,

y

reprendiéndole despues, por

haber incurrid o en su real

desagrado~

á

causa de ha–

ber impreso

y

esparcido una n1emoria contraria

á

las

1niras del gobierno sobre las inn1unidades· eclesiásti·

cas; y que por todo esto 1nereci::t poco el prelado que

el rey se interesase en su beatificacion, y n1enos lo me..–

recia por el gran perjuicio que resultaría al honor de

la compañia."

rl'alcs eran las razo·nes que alegaba el

P.

general de la cornpañia contra la buena memoria

del obispo Palafox: los lectores dirán, si ellas se han

contenido

dentro de los estrechos límites de la modestia

(1·istiana, de que la co1npañia hacza profesion.

Conside..

remos estas razones

ó

estos argumento&, c11ya so1ucion

dará

á

conocer mas

y

mas

á

los padres de la compañia

de Jesus.

·

-

91.

-J ...

os reverendos padre-s pretendían astntan1ente

hacer buena su cansa, dando por ofendidas

á

las de–

Jnas órdenes, que si a1guna disputa tuvieron con el

Br. Palafox en defensa de sus privilegios, ni fué de

larga duracion, ni se

pm~turbó

entre ellas la caridad,.

ni falta:on á los resP';tos debidos

á

un obispo, ni se

·entrern Li eron, sino cuando los jesuitas co1np1·aron

á

algunos,.pm·a que fnesen sns conservactCtrvs. .

I1a

conducta

del

Sr. Pat. fox no fué turbulenta, co--–

mo di

ce el P. g

eneral, ni su carta-tmneraria

y

de es-–

t¡lo in:

fiarna.do,

ni habia dcsternplauza en su p1ama

y

.en su cornzon, y mucho menos calun1niaba

á

f!UÍenes·

·no necesitaban calurnnias, para que se dijera

1nal

de

·•Jllos. Si babia calo1· en ]a con1ponicion, era porque

-n1ateria s de esta clase no podjan tratarse

á

sangre fria,

11i

defcncL.rse de rodillas ante sns enenligos la digni–

dad episcopaL Pero el calor,. el celo del obispo andaba

á

la par de su modestia;

y

si referia hechos graves

y

escandalosos, no los inventaba, sino que se 1·eferia

á

la pu:1licidad

y

los documentaba en el proceso< Para–

.hacer resaltar el obispo su justicia, le era preciso po-

nerla en contraste con la injustjcia

y

deseon1postura

de los jesuitas. Escnbia quejándose al romano pontí–

fice,

á

fin de que pusiera rem.edio en defensa

y

pro-