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ñar su ministerio con el provecho acostumbrado;

aunque sirviéndoles de consuelo la bondad de su cau–

sa,

y

la conciencia de haber obrado

bien-cáusre boni–

tas, et rectéjactorum conscientia, magno nostris solatio erat.

Los padres se ocnpaban en exinür á los miserables

indio de la impotente dom]J.1acion de los colonos, que

los oprimían contra las repetidas órdenes de los re-

yes católicos .........En un momento se perdió todo

por la insaciable avaricia de los colonos"-omnia

nw–

mento'perdidit colonorum inexplebilis avaritta.

306. Los que quieran considerar la conducta de estos

padres, como la de gefes de pueblos, ,que adaptaron

el sistema de gobierno á la índole de sus habitantes,

no podrán dejar de conocer ventajas é

inco:s.venien

tes en la adm_inistracion, quizá mas, qu

izá menos de

lo que se practicaba en otras regiones donde rigiera la

forma patriarcal; mas al te:ner á la vista, sin poder

prescindir, la

circunstanci~

que ac01npañaba

inse.pa

rablenlente

á

los padres jesuitas, hay un arg

umento

terrible y singular contra ellos, como lo seria contra

cualquiera otra órden religiosa. Si hombres profanos

con espada en 1nano hubieran conquistado pueblos,

levantado trono, proct1Tádose real y pingüe .hacienda

en sus don1inios, causarían 1nuchos males á pueblos

sojuzgados, 1nas no causaDian escándalo, cuando era

reconocido el derecho de la guerra, el poder de la

fuerza; pero que hon1bres 1nísticos, que empezaban su

carrera renunciando, muriendo evl mundo y sus pom–

pas,

y

haciendo un voto solemne de pobreza, acumu- ,

láran riquezas, ostentáran dominacion, capitaneáran

con las armas en la 1nano

á

sus neófitos, y demas su–

cesos que quedan referidos,

y

son innegables aunque

con1entados, smnejante conducta espanta, y seria in–

creíble á no estár ta-;.1 documentada. De suerte que el

• bien misn1o que hacían era accesorio, era un 1nedio

empleado para servirse

á

sí propios y su compañia, y

bajo de un a pecto no habia que agradecerles, pues

el principal intento no eran los neófitos, ni la propa–

gacion del evangélio, sino el engrandecimiento de la

con1pañia. Así pues los que quieran apartar un grave