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hia de pelear con el de los indios, sobre los cuales tew
nian la mayor influencia los n1isioneros j esuitas. Era
pues creíble, muy
creíble~
que las cartas viniesen de
los colegios de los reverendos, interesados en que se
anulase el tratado que tanto les disgustaba. Por eso
el señor Ibañez, al vertir en la página 159 las pala–
bras del diarista-"cuantas cartas venían de las ciu–
dades españolas," añade-esto es de los colegios de
la compañia." Y por eso el señor Angelis escribía
así-"esta declaracion se halla confirmada en varios
lugares del diario de Henis, que descubren el error
en que vivían los padres, que los indios harían un
gran servicio al Rey, si se defendían, oponían y resis-
• tian con todas sus fuerzas, mientras llegaba de·Eu..
ropa la providencia que se esperaba." ,
La
declaracion
á que se refería Angelis, era de las
palabras que, remitiéndose al señor Funes, dijo el ca–
cique Sepe Tiaragú al capitan Zavala-"circulaba en
aquellos pueblos una carta del gobernador de Bue–
nos-Ayres, dirigida al superior de las misiones, or–
dei).ando á los indios
.el empleo de la fuerza
en defensa
de su territorio, y, á no permitir la entrada á 'ningun
portugues; en fin, que
aquellas eran las instrucciones que
tenían de sus doctrineros.
Si en verdad hubiera tal car–
ta del gobernador, no seria temeridad darle el pro–
pio orígen que tuvo la· conducta de D. Diego Reyes y
de D. Baltazar
G~rcja
Ros en los negocies del Para–
guay, en que se hallan bien instruidos nuestros lecto–
res. Hablando de estas cartas el señor Ibañez, se es–
presabaasíenla pág.
130--"0
lasfiinjió el P. superior,
ó
hizo pasasen frescas y del clia las antíguas cartas-órde–
nes, lo que para los indios todo es uno, que así se juegan
los padres con ellos, y para esto sirve el mantenerlós
tan toscos y sin cultivo."
.
N
o creemos haya necesidad de añadir mas ejenl–
plos para justificar la conducta de Ibañez en la ver–
sion del diario de IIenis,
y
baste por todo citar al se–
ñor de Angelis, quien hablando de los pormenores
que podían servir para disculpar á los jesuitas de la
complicidad que so los atribuía, añade, que "este mo-
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