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te
XIV. A
:fin de manifestar su aprecio al ·instituto, se.
le había visto conservar al frente de su diócesis á los
jesuitas de que se había rodeado .» Hemos copiado las
propias pala;bras de M. Cretineau-Joly en su último
,
~apítulo
de la historia de la compañia.
§'
29
410. llagamos el resúmen de la
bnla-sollicitudo
mn–
nium ecclesiarum,
como lo hicimos del breve-Dmninus
.ac Redemptor
noster-:-Empieza Pio
VII
rBcor9-anc1o que
-el emperador de Rusia, Paulo l.
o
lo había recomen–
dado con viva in stancia
á
los sacerdotes seculares, es–
tablecido~
hacia muchos años, en el imperio de la Ru–
sia, y unl:los antig-uamente á la compañia de
J
esus,
interesándose con la ospresion de su aprecio
y
bene–
volencia hácia ellos,
y
manifestándonos que seria de
todo su agrado, que por nuestra autoridad, y para el
bien de los católicos de su imperio, restableciésemos
en él la compu.ñia de
J
esus; y que reflexionaudo en
-consecuencia, que tales eclesüísticos podían procurar
á
la r elijion una ventaja inestimable por sus costum–
bres puras, elojiadas por tantos, por sus trabajos infa,–
tigables, por su ardiente celq por la salvacion de las
almas, y por su aplicacion contínna á la·predicacion,
había creído, que seria racional secundar las miras de
príncipe tan bienhechor y poderoso, y en un breve
de 7 de Mayo de 1801 dió
á
tales sacerdotes la facul–
tad de reunirse en corporacion, bajo el nombre de
compañia de
J
esus en una ó muchas casas, sin salir
de los límites del imperio de Husia, observando la r e–
gla de San Ignacio de Loyola, y
á
fin ele que, asocia–
dos en congregacion relijiosa, pudiesen entregarse á
la educacion de la juventud en la re]ijion, en las cien–
cias
y
en las letras, al gobiel"no de los semüiarios y
colejios. IIace memoria el Pontífice, de que el
Réy
Fernando de las dos Sicilias, le suplicó se establecie–
ra en sus estados la compañia ele
J
csus, conw lo ba–
b ia sido en el imperio ruso, para formar
á
}B,
juventud
en la piedad cristi.a,na.
y
en el
ter~10r
de· Dios, que es