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anales de la vida 1nística de la Iglesia hay ejemplos

de santos aparecidos

á

personas justa, s vara dulcificar

los horrores de ese trance supren1o: que el hecho de la

aparicion, considerado con1o glorioso ·para el Papa y

el Obispo, por cuyo motivo estuvo en peligro de ser

omitido en el proceso de canon izacion del segundo,

por los enemigos de Ctmnente XIV, ha sido despues

interpretado artificiosa é i1npiamente, par'a Ílnputár–

selo como hecho vergonzoso.>>

(317)

Otros se espresan

de diferente modo respecto de este suceso milagroso,

por ser ya muy dificil en nuestro siglo dar crédito

á

estas relaciones interesadas.

(318)

Lo que hay de positivo

e~

el ódio encarnizado de

ex-jesuitas y de sus amigos

á

la persona de Clemen–

te XIV, y

á

su n1en1oria venerable, sin perdonar la

calun1nia y las n1as viles y groseras vulgaridades.

"Ningun Papa, despues ele n1uerto, fué injuriado de

una manera tan salvaje, y no por enemigos de la Igle–

sia. Aun no se habían enfriado los despojos mortales

de este Papa, cuando ya se levantaban contra él voces

y

manos sacrílegas. Apenas se había colocado su ca–

tafalco en la Iglesia de San Pedro, durante el nove–

nario ele sus exequias, cuando ya se hacia empeño de

deshonrarlo, arrancando las inscripciones merecidas,

para poner otras llenas de injurias; y el Cardenal Ber–

nis tnvo que mantener á sus espensas una guardia se–

creta, que dia y noche velase al rededor del catafalco

para impedir el escándalo . Y los enmnigos del Papa

que no podian 1nanifestar su odio arrancando de su

sepulcro lü's recuerdos de su gloria, lo manifestaron

en odiosas sátiras, que con profusion se esparcieron

en el puebl.o: conducta in1pia, que provocó la indigna–

cion de los amigos del difunto, y respondieron en

otros ese1·itos contra la compañia." El autor cópia al–

gunas de esas sátiras, en que Clemente XIV era lla–

mado-destructor de los cánones, perseguidor de los

clérigos, despoblador de los conventos, adorador de

ídolos, con otras semejantes espresiones."

(319)

Así

se vengaban de un muerto, que cometiera en vida el

jmperdonable pecado, de haber eRtingnido la compa-