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del mundo
á
los hombres mas respetables de la
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Iglesia
3r
del Estado, mientras que estos, con l9s ma–
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yores miramientos
y
solo por el interés de la verdad,
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descubren
á
los miembros de la compañia -algunos
«<
de sue.defectos y algunas de sus miserias."
"El tal panfleto conten]a una descripciQn poética
de todas las profecías que esparcían los amigos de la
-compañia desde
1771,
an'lenazando á los enemigos de
esta con el j uicio severo de Dios, que caería so–
bre ellos infaliblemente. Desde esa época se hizo cé–
lebre una pobre criatura, llamada .Ana Teresa Poli
<le imajinacion exaltada, de la que se apoderaron al–
gunos jesuitas de R01na; haciéndola servir de
m~ra;.illoso instrumento á su fanatismo. Bernardina Ren–
ei
hizo concurrencia á Poli;
y
una y otra fueron pues–
tas en clausura
y
oxan1inadas; resultando mezclados
muchos ex-jesuitas, y hallándose ·en casa del P . Co1-
trano, unR, correspondencia tan vasta, que solo las
-cartas relativas
á
las profetisas llenaron un saco,
y
pesaban ciento quince libras. El P. Francisco Anto–
nio Zacarias, conocido como sábioy como teólogo, ma–
nifestó grandeza del alma
y
snmi.sion; no .así Jos pa–
dres de Alemania, Polonia, Rnsia, Prusia, y sobre
todo en Silesia, donde no guarchbau ninguna medi–
da. El ex-provincial pensaba en reunir en congrega–
cion
á
los jesuitas naturales
y
ostranjcros en los es–
tados de Prusia, y de elejir un pro-Yicario, pues el
general se hallaba cautivo.
Y
no solamente conser–
vaban su hábito con infraccion del breve, sino conti–
nuaban predicando, confesando, recibiendo novicios
y
consumando sus actos cismaticos elijiendo un vica–
rio general. Con e te motivo escribía el CarclenalBer–
nis-"elSanto Padre estáresueltoásosteñer con iini.le–
«
za el breve de supresion;
y
piensa que la desobedien–
«
cia formal del mayor número de estos reliji.osos secu–
<c
larizados demuestra mas todos los dias la justicia
y
<e
la n ecesidad de la
supre~ion
ele
una compañia, tan
e<
inquieta
y
tan poco sometida á la autoridad del j efe
(( de la Iglesia." Esta inconcebible ceguedad de los