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ble á su tiempo. Si los sucesos tomaron despues
un
carácter terrible que no se previó al principio, no hay
que olvidar, que hombres perversos se hubieron apo–
clerado de la autoridad y haJsta de la defensa de los
buenos principios, que en tales manos se desacredita–
ban;
y
que la resistencia fué hor.t'iblemente estimulaJ–
da por los directores de las conciencias. Toca á los.
partidarios de los ignacianos adivinar, de que parte se·
habrian colocado sus defendidos,
y
en que grado
y
hast~
que punto hubieran ajitaclo la contienda descu–
biertos. Quizá Clernente XIV hizo un servicio de pre–
servacion ·á la cmnpañia, y quizá ella es deudora ac–
tualmente al breve de estincion, de no encontrarse
una pájina mas, pájina 1nuy negra, en sus anales.
409. Pero tal es la pobre condicion de la humaría
sabiclnría,
y
talla miseria de sus tristes pTevisiones,
que así como atribuye todos los malos acontecimien–
tos al que ha vencido, achaca al que sucun1bió la vir–
tud de haberlos in1pediclo, y de poner en su lugar to-
dos los bienes.
¡Si hubiera c.sta_do! ......
Por eso en lle-
gando el despique reaccionario, se sne1ta la imajina–
cion en desenfrenada libertad,
y
la lengua profiere
cuanto gusta,
y
se hace empeño
y
alarde de proclan1ar
todo lo contrario ele lo que antes se dijo
y
se hizo, y
precismnente porque entonces se hizo
y
se dijo. El
buen sentido basta para reprobar conducta tan ciega
y
parcial,
y
para remontaPse á consideraciones mas
justas y n1as independientes de los acontecimien–
tos. Dejen1os mientras tanto á la reaccion en su cur–
so ordinario de contradiccioo; en predicar la
Santa
Alianza
ódio irreconciliable
á
la democrácia y su fun–
damento-la
soberanía nacional;
en levantar la monar–
quía bajo su forma rhas horrible-el absolutismo.;
y
en invocar la cooperacion del poder espiritual, para el
afianzamiento
y
consumacion de su obra santa; el San–
to Padre contestará al reclamo, restableciendo la con1-
pañia d.e
J
esus,
y
revoeando el breve de su predece–
sor. "El nuevo Pontífice era antiguo amigo de la com–
pañia: obispo de Tivoli poco despues de la supresion,
había obedecido con repugnancia el breve de Clemen-