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bocas los incovenientes,habian de ser creídos á mayor
distancia. Falta el tratado, decian, á la equidad ó jus–
ticia, porque estos indios no son conquista de el Rey
sino de la cruz y de los padres; porque hace siglo
y
medio que las poseen, y por que no merecían este cas–
tigo, sino mucho pre1nio los servicios hechos por estos
indios.'' Para desmentir este lenguaje de los padres
les opone 'el escritor el que empleaban cerca del Rey,
y
copia al efecto las siguientes palabras de una re–
presentacion del provincial Barreda---''el dictámen
de conciencia que tenemos formado, es el cierto de
que estamos obligados bajo de pecado mortal á con–
currir con toda eficacia á la entrega de los pueblos,
por el soberano respeto de V. M. y por el supremo de
Dios, de cuyo poder se deriva en los soberanos de la
tierra el dominio." Pero "si no creen, prosigue el es–
critor, que el tratado sea contra equidad y justicia,
pues se creen obligados en conciencia y bajo de peca–
do mortal á concurrir á su ejecucion; ¿có1no dicen en
todos sus otros oscritos y palabras, que e
s contraequidad y justicia? La solucion la dá el P.
Raba.go,confesor del Rey en su carta á los del Para
guay, sufecha en Madrid á 19 de Febrero de 1753-"solo los
jesuitas se quejan de este tratado. Si los hechos fue–
sen como VV. RR. los pintan, y fuesen tan ciertas
las tragedias é infamias que aseguran, podrían VV.
RR. desamparar esos pueblos y aun todos los otros,
por no desobedecer al Rey, y justificar en todo el
mundo, que no les movía el interés sino la gloria de
Dios, que podrían buscar en otros paises, donde aun
no se ha publicado el evangélio. Cooperar VV. RR.
á engañar á esos pueblos, cooperar á esas injusticias
y
tragedias, yo no lo alcanzo, como pueda lícitamen–
te hacerse.''
279. "Cuando llegaron al Rio de la Plata los co–
misarios del Rey,
á
dar principio
á
la ejecucion de las .
reales órdenes, tenían la firme creencia de que ha–
llarían en los jesuitas todo su axilio, por el lenguaje
que empleára el P. general en sus cartas, y haberse
nombrado un comisatio de los jesuitas, que lo fué el