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cipalm~11te

puedo haber dos casos, en qu e es conve:..

niente repeler la contumelia, á saber, por el bien de·

aquel que 1a profiere,

y

por el bien de otros, cuya uti–

lidad

espiritual se impide por las contmnelias inferí..,

das ." Pero ¿cnál ora el modo ele repeler la contume–

Jla,

á

juicio del Santo Doctor? ¿Era correspondiéndo–

le con otra contumelia,

y

pararse, y seguirlo, si huia

el ofensor,

y

sacudirle, y herirle y n1atarle, si fuese

necesarjo? :Muy distante estaba Sant o ,Tomas de se·

mejantes n1edios . Quería que al insolente se le diese

una leccion, reprimiendo su audacia, para que en ade..;

lante no cometiese igual ofensa, lo que era cierta–

lnente un bien para

él-propter bon:um ejus qui contume–

liarn in.fert, ut videlicet tjus audacia reprirnatur, et de cee–

tero talia non attentet;

y

cita el versículo de los prover–

bios- contéstale al nécio como su necedad lo merece, para

que no crea que es un sábio.

Y ¿cuál era el bien do otros?

El que resultaba del crédito de 1os pastores, cuyos

ejemplos servían

á

la imitacion,

y

á

quienes podriarr

r'etraerse de oír, los que oyesen

y

creyesen 1o 1nal que

se decía de ellos, segun la sentencia del P apa S. Gre-·

gorio, que copiaba ahí 1nismo.

f~n

lo demas del artí–

culo cuida el Santo Doctor Cl.e advertir la manera con

que ha de reprimirse la audacia clel ofensor,'

á

saber,

"moderadamente, por oficio de caridad,

y

no por la

pasion del honor privado"-Dejamos

á

nuestros lec–

tores lo dmnas que quieran ver

y

comparar en el texto

de Santo Ton1as,

y

en el del P. Daniel. ¿Habría

pensado el Santo, qu·e algun clia se habría de alegar su

testimonio en apoyo ele las proposiciones absurdas

y

escandalosas que dejamos copiadas? Quizá el P.

Daniel ocurría

á

una de esas proposiciones, para im–

putar con seguridad de conciencia

á

Santo Tomas el

patrocinio anticipado de sus autores.

374. Por los pasajes de que nos hemos h echo car–

go, podrán nuestros lectores formar juicio de los de–

mas. Tal vez se darán por ofendidos los manes del

gran Pascal, en suponer la necesidad de su justi:fica–

cion : i·epitamos mas bien las palabras del monje be–

nedictino Petit Didier-"el P. Da.niel hizo gr.ave per-.