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cipe, al que han jurado una obediencia ciega. De es-•
.ta manera se ha encontrado el secreto de santificar
una profesion, donde hay tantos escollos para la
virtud.''
"Enterados los indios de la diferencia de su situa–
cion á la de otros indios que están sometidos al ser–
vicio personal, no es de admirar que se adhieran tan–
to á los jesuitas, á quienes deben su libertad; y por
eso, cuantas veces se ha querido darles otros pastores,
otras tantas se les ha visto dispersarse. De su parte
los misioneros les profesan una ternura que no po–
dria au1nentarse, en· correspondencia á la entera con–
fianza que los pobres neófitos les acreditan en toda
ocasion, por su paciencia y resi'gnacion.''
"Tal es el pretendid_o reino de que los jesuitas son
soberanos, y de donde sacan, como se dice, 1nuchos
tesoros para enriquecer
b
sociedad, y á donde, se dice
tambien, no se permite á nadie entrar, para que no se
descubra ·el uso que hacen de tanta riqueza."
(142)
No se darán por quejosos los lectores ignacianos, de
que hayamos desfigt1rado el hermoso cuadro que pin–
tó el P. Charlevoix de la compañia. Pero miremos el
asunto por otro aspecto, mnpleando al-caso el testimo–
nio de otro escritor i1npuesto en sus interioridades,
pues moró 'entre cllosJ
§
2.9
270. En la coleccion general de documentos relati–
vos á los regulares de la c01npañia en el Para.guay,
está dedicado el tomo 4<? á tratar del
reino jesuítice del
Paraguay.
Su autor D. Bernardo Ibañez de Echavar–
ri. Sean cuales fuesen los motivos de haber escrito y
publicado este escrito, nuestros lectores estarán única–
mente al mérito de los documentos y razones en que
se apoya: nosotros nos limitaremos á un simple es-
_
tracto, como hasta 9JhorBJ.
"Conforme al instituto de la compañia, la vocacion
de los padres es discurrir por todas partes
.Y
lugares
entre fieles é infieles; y la compañia es como un cam–
po volante encargado de ci-ertas ospedicjones breves,