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- 14-!-

bro. Beatísimo PaJre; el probabilismo está condena..

' do

á

su ruina por los decretos pontificios, por el

sen~

tir y la práctica ele los cardenales y tribunales de

Roma, por el concierto de muchos obispos, por la de–

claracion del clero galicano, y por el consentimiento

de teólogos insignes. Libre Vuesa Santidad á la com–

pañia de los peligros que corre, para que trabaje

úl~

timamente en la viña del Señor segun su instituto, y

las intenciones de su fundador, que en sus

constitu~

.

ciones dijo

á

sus hijos, que

en toda facultad enseñasen

la doctrina mas segura

y

mas aprobada.

[222] Nuestros

lectores darán á este documento todo el valor que le

conviene.

361.

Hemos dicho que el poder mismo de los papas no

bastaba á sojuzgar

á

los padres ignacianos; y fuera de

]as pruebas aducidas, vamos á presentarles una nue-–

va. I-Ian visto que Alejandro VIL y Inoc'encio XI,

condenaron muchas proposiciones de los probabilis–

tas: Pues bien; el P. Domingo Viva se propuso con–

siderar estas proposiciones, esponer las razones en que

se apoyáran, compararlas con las que fundaban la

con~

denacion, y "pesarlas teológicamente por el peso del

santuario."

--damnatae theses .........ad theologicarn tru-

ünam revocataejuxtg, pondus sanctuarii.

Si el autor se hu–

biera propuesto recomendar el mérito de la condena–

cion, contraponiendo su bondad y justicia, á la injus..

ticia y relajacion de las proposiciones condenadas, se–

ria cristiano y laudable pensamiento, como no lo se–

ria en caso contrario, si se tuviera por objeto mani–

festar, que las proposiciones, aunque condenadas, no

carecieran de razon, ó si esplicando el sentido de la

condenacion y restrinjiéndolo, dejára á tales proposi–

ciones uno ó muchos sentidos inocentes y no conde–

nados,

á

juicio del autor. L ejos de nosotros el entrar

en prolijo exámen, sobre cual fuese el propósito del

P. Viva, pues no nos hallamos tari desocupados, para

emplear el tiempo en leer estudiosamente sus dos

gruesos volúmenes; y preferimos aprovecharnos de lo

que al caso dejó escrito el docto y muy recomenda–

ble Fr. Daniel Concina, sin perjuicio ele leer con 11ues-