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PROLOGO~
DEsPUES
de Inediado el siglo pasado salieron á luz
dos obras, las cuales con especialidad entre todas
las dé su clase parece haber sido trabajádas de in–
tento para alterar el derecho público eclesiástico,
y
causar un trastorno en el sistema can6nico. Obras,
no obstante, á quienes el espíritu anti-religioso,
·ó
llán1ese filosófico, que reinaba en aquella época,
y
las artes del partido colrnaron de elogios,
y
su–
pieron dar celebridad bastante para que rnuchos in–
cautos,
y
lectores sin discerni rniento fuesen deslum–
brados por un cierto aparato científico,
y
por este
aire de zelo
y
de
reforma, que es el sobrescrito
ordinario de todos los novadores. Una de ellas fue
la del autor conocido por el nornbre supuesto de
Justino Febronio,
titulada
de Statu E cclesice.
Otra
fu~
la
Tentativa
y
Demostracion teológica
del Por–
tugués
Antonio Pereira.
·El primero, a·brazando un
plan estenso, se propuso atacar casi todos los dere–
chos de la Silla Apostólica, reducir e] Primado del
Sobe'rano Pontífice á un Primado de lugar
y
de
honor, sin jurisdiccion verdadera, igualar
á
él la de
los · Obispos, destruyendo en consecuencia la unidad
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