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del Espíritu Santo
(
t).
Era casi
indispensable~
que.enesta lucha
intestina, que el cristiano
sostie.necontra sus for1nidables
enemi~
gos~
el mundo con sus maximas corrurtoras
y
hechiceras vanida–
des, el demonio con sus sugestiones infernales,
y
las pasiones con
sus fuertes
y
desordenados acometimientos, recibiese alguna herida
mortal. Para este caso era LA PENITENCIA el bálsamo saludable que
Jesucristo nos babia dejado con
el fin de sanar á lo.s contritos de
corazon
(2), mediante la curacion que
emple~ran
los medicos espi–
rit~ales,
los
Sacerdotes~
escogidos por el Salvador,
a
los cuales les
habia dicho :
Perdonados quedarán los pecados
á
aquellos~
á los
cuales vosotros se los perdonáreis;
y
retenidos á aquellos_,
á
los
cuales vosotros se los
~retuviéreis
·
(3). Medicina saludable
á
la par
que necesaria para la salvacion, porque escrito estaba :
Si no
tu–
vierais
LA PE:'\ITENCIA,
todos pereceríais sin
remedio(~).
Ya sano eL cristiano por la gracia sacran1ental debia
esperimen~
tar las consecuencias de una enfermedad mas
ó
menos grave
y
pro–
longada. La debilidad
y
postracion de fuerzas en ese hombre espi-
1
ritual., que tendía á la perfeccion
y
la santidad cristiana, exígian
imperiosamente un alimento sustancioso
y
cotidiano, capaz de pro–
ducir un co1nplemento de salud, un desarrollo., que le hicwran di–
gno de su noble destino : era llamado á subir
al monte santo del
Sefíor.
Pues bien: para todo esto estaba instituida la Eucaristía.,
ó
el sacramento de LA coMUNION.
A los Apostoles
suce~ores
en el sa–
cerdocio, les babia dicho el Redentor con su palabra omnipo–
tente :
«
Recibid
y
comed: este es mi cuerpo ; tomad
y
bebed:
»
es mí sangre. Hareis esto mismo en memoria de mí. Pues
»
cuantas veces comiereis este Pan
y
bebiereis de este Calix,
J>
anunciareis la muerte del Señor. -
El que come mi carne
y
1'
bebe mi sangre, en mí permanece, .
y
yo
en él; ...
y
yo
J>
le resucitaré en el último dia.
~
Quien me come, tambien el
(i¡
Act., c. vm, v. :1.9, etc.- (2) Luc., c.
IV,
v. f8.-
(3)
Joan., c. xx, v.
23.–
(4:)
Luc., c. xm, v. 3.