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honor del desho
r
(1).
»-
«
¿Quereis ver reunida en un mismo
»
lugar una poblacion de hombres salvajes
é
impío.s, entre los
>>
cuales
todas las especies de impuniclades
son prácticas diarias
y
>>
están de moda? Pues id
á
nuestras -poblaciones luteranas (2).
»
La vista de este estado deplorable de corrupcion y anarquía, resul–
tado lógico de la abolicion de la confesion, fué lo que obligó
á
los
luteranos de
Nuremberga
á enviar una embajada
á
Carlos V para su–
plicarle que se dígnase restablecerla por un edicto. Los minístros de
Strasburgo
emitieron el mismo voto en un memorial que en el año
de
1670
presentaron al Magistrado. Estas peticiones fueron recibi–
das del n1odo que merecian. Un magistrado, un monarca puede
ser bastante poderoso para hacer doblar la rodilla, pero su poder
,no llega á hacer abrir las conciencias (3).
Bajo su palabra el Dr. De Sanctis babia asegurado que los can–
tones catolicos de la Zuiza eran peores en costumbres, que los can–
tones protestantes. Pero, oigase la Liturgia de estos :
«
Cuando se
»
ha introducido una relajacion excesiva en las reglas prescritas
»
para la confesion auricular') sobre los ayunos, celebracion de
»
fiestas, etc.,
ú
estas concesiones,
ó
aboliciones, se ha seguido al
»
rnomento un libertinaje tan horrible)
que no hay hombre que_,
»
por mas que se le diga, no se crea autorizado para satisfacer sus
»
pasiones') en vez de escuchar los saludables avisos que se le dan.
»
Si les exhortais
á
confesarse para cercioraros de la sinceridad de
»
su conversion,
á
la cual unicamente puede darse la absolucion,
»
os contestarán que no debe forzarse
á
nadie. Si les recomendais
»
]a observancia del ayuno, se entregan al contrario, á los deseos
>
desarreglados de su vientre. En una pelabra, conforme al pro–
>>
verbio : Los caballos arrastran al cochero, y las riendas no bas–
»
tan para conducir el carro (4).
»
¡Documento importante, que
al paso que revela la importancia de la confesion auricular, pre-
(i)
En Aug. Nicol.
Ibid.
-
(2) En Aug. Nicol.
!bid.
-
(3)
En Aubert,
1'?·a–
tado de la (livinidad de la Confesion,
cap. vn. -
(4)
Ibid.