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217 -

»

tamonos al Señor con el corazon contrito :

cada uno confiese

)

sus pecados antes de morir, mientras la confesion

y

la absolu-

>

cion dada por los Sacerdotes es aceptable al Sei?-or

(

1).

San Gregario

t

Nacianzeno decia :

Yo me confieso,

porque me tengo por hom-

>>

bre revestido de

miserias~

y

di~penso

á

otros este segundo

bau--

>

tismo

y

este perclon

(2).

»

San Hilario no se contentaba con con..

fcsarse cuando pecaba; decía :

«

no es menester incurrir en nuevas

culpas para confesarse

á

menudo : podemos repetir los mismos pe–

cados ya confesados

(3).

»

San Basilio

y

todos los santos

y

santas

que profesaron su instituto monacal, frecuentaban la confesion, pre–

eepluada en sus Reglas (

4:).

Paulina historiador de la vida de San

Ambrosio nos refiere, que hallándose este santo Doctor en

los

úl

ti–

Limos momentos de la vida, el mismo Señor revelo

á

Honorato, sa–

cerdote de la iglesia de Vercelles? el grave peligro de muerte eu que

so

hallaba el venerabie Prelado?

y

le ordenó que fuese

á

darle el

viatico del sagrado Cuerpo del Señor.

Es

indudable que en este

trance se confeso con

él,

pues el Santo Doctor nos dice, que

llo-

·

raba sobre el pecador que moría sin la Penitencia;

que

nadie estan–

do en pecado podía recibir los Sacramentos;

que

se debia hacer pe–

nitencia de los pecados cotidianos;

y

que

el '}Ue se confiesa, no te–

mera al demonio acusador en aquella hora

(5).

La

historia pues de

la autoridad_de San Agustín dan por apocrifos los documentos que describen

1~

cucstion reñida entre ambos Santos sobre la reitcracion del bautismo dado por los

hereges,

y

dícen que fueron escritos por los herejes donatistas. Aun cuando

fuese real

y

positiva la cuestion, es nbsolutamente- falso, que el Papa llegase

á

ex–

comulgar

á

San Cipriano. San Agustín, San Geronimo

y

otros santos mas cercanos

á

aquella época desvanecen tal impostura.

El

mismo San Cipriano en la

Epistola

á

Jubayano,

que se supone escrita despues de ese hecho, lo desmiente por estas

palabras :

x

Cum collegis et coepiscopis nostris ... Divinam concordiam

et

domini–

»

cam pacem tenemus... Servaturin !1obis patienter et leniter charitas animi, col–

»

legíi honor, vinculum fidei, concordia Sa cerdotíi.

»

¿Cómo la herejía nunca ha

podido presentar el documento pontificio, que aecredite tal excomuuion? La razon

es clara: porque solo existe en la imaginacion de los enemigos de la fe catolica.

-

(1)

De Lapsis,

c.

XXIX. -

(2)

Omt.

40

in S. Bapt.

-

(3)

Tmct. in Ps.

135. –

(4) In

Regt¿lis bred o1·ibus,

inter.

HO

et

288. -

(5J

Lib.

li

de Pcenit.

á

cap.

VII

usque ad 11.