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223 ._

Ahora bien : en presencia de estos pasajes tan terminantes del

gr~nde

Doctor de la Iglesia griega, y los objetados por los señores

Daillier y De Sanctis, ¿diráse que San Crisóstomo se contradecia?

La lógica y la penetracion de un tJlento tan privilegiado, que asom–

braba

á

su siglo, lo ponen á cubierto de esta degr_adanteaberracion.

Solo la falta de investigacion de los diferentes sentidos, en que di–

rigia la palabra el eminente y santo Doctor, ha podido alucinar

á

los

t~ologos

protest'anlesa cerca de sü inteligencia. Si se hubiese fijado

en todas las circunstancias y en los ast:tntos de las homilias del insigne

Crisóstomo, hubieran notado, que al tratar de

la confesion hecha

á

Dios,

unas veces hablaba de la que hacian los

cate~umenos

antes del

bautismo, que como saben aun los niños de escuela, no era sacra–

mental: otras veces la déterminaba para los pecados veniales, hecha

en la oracion, de suyo suficiente para alcanzar perdon de ellos,

mientras la acompañase el debido arrepentimiento; otras se refería·

á

la confesion del corazon en la divina presencia para. merecer la

perfecta contrícion, sin excluir el proposito y el deber de hacerla

despues ante el Sacerdote; y por consiguiente era una confesion

preparatoria, ó el examen para la confesion sacramental : otras en

fin llamaba

á

esta misma,

confesion hecha

á

Dios,

pero en la persona

· del Sacerdote

sin otros testigos,

para distinguirla de

la confesion

pública,

directa ó indirecta, comprendida en la penitencia publica,

que como algunos quieren había sido entónces abolida por su prede–

cesor Nectario. Asi es qué decia :

Yo no te llevo ante la multitud de

tus cofrades : Yo no te obligo

á

manifestar tus pecados como en'pú–

blico teatro : Yo no te digo que los lleves en pompa

púb~ica.

En

cuyas locuciones siempre figura el

Yo,

el Sacerdote que debia oír

secretamente la confesion del pecador hecha

á

Dios.

»

:fitetur): Sum peccator, ea autem per species non cogitet ac supputet, et non

»

dicat: Hoc et illud peceatum admisi; nunquam oessabit, semper quid cm con–

>>

:fitens, curam autem nullam gerens correotionis.

»

S. Joan. Chrys.

Hom.

9 in

cap.

VI.

Ep. ad Hebreos.

Tom. XII, col.

ioO

et

i5i.

Pat·tol. g-rcec.