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- 14o-

B..Petri A]JOstolorum Principis, cui Dominuspotestatem ligancli atque

solvendi dedit.

De todo lo cual deducimos, que nunca,

ó

solo en

algun caso raro se absolvía al penitente fuera de la confesion se–

creta,

y

que solo la confesion secreta era la sacramental.

Si por fin se nos objetára, que los eruditos Morino

y

Martene

traen varias fórmulas de

Confesiones,

copiadas de los

Penitenciales

antiguos con la forma de absolucion deprecatoria que decia el sacer–

dote;

y

que esto prueba que la Confesion era pública

y

uno solo el

· juicio

y

la absolucion; contestaríamos con el eruditisimo Menardo,

que esas

Con{esi01~es,

como la de S. Isidoro, la de S. Fulgencio,

y

las que se hallan en el

Orden Romano

y

en

otros Penitenciales, eran

la

Confesion general,

ó

el

Confiteor Deo omnipotenti

que hacemos

hoy día los catolices al empezar la confesion auricular,

y

la absolu–

cion

ú

Oracion

que decía el sacerdote era el

Misereatur tuí

y

la .

otra oracion que hasta ahora reza el presbítero confesqr antes de

pasar

á

dar la absolucion sacramental con sola la diferencia que

aquellas

confesiones generales

eran mas difusas por expresar de un

modo generico los pecados contra los siete vicios

capital~s,

y

servían

de preparacion para la confesion secreta, distinta

y

especifica, que

1

seguía despues de la oracion del sacerdote; oracion que nada tenia

ele absolucion de pecados, pues esta se -daba

á

los penitentes públi–

cos al terminar el plazo canónico de la penitencia. En el mismo

Orden Romano

se hace esta advertencia

y

distincion, añadiendo lo

siguiente:

«

J;lespues de esto mande el Sacerdote, que el penitente

»

se ponga ante si,

y

empieze

á

examinarle sobre los expresados vi–

»

cios

y

exortaciones, á fin de que por vergüenza, pereza

ú

olvido

>>

no le quede algun pecado en el corazon ..• Pregúntele tambien

>>

sobre la cualidad de los pecados, el estado de las personas, el

»

dolor que trae, etc. (1). )) Era ·pues la

confesion secreta?

ya en

(i)

(1

Deinde jubeat eum sedere sacerdos contra se, et colloqui cum eo de su–

»

pradictis vitiis, sive exhortationibus, ne forte prre verecundia, aut ignavia, sive

• oblivione aliquid putridum in cord e remaneat, per quod iterum diabolus ad

»

·peccati vomitum reducat... De qualitate etiam peccatorum

1

et hominum , inter

10