29 / 44
23
DIA SEPTIMO.
ORACION.
Serenísima Amora de la gracia, Vírgen
y Madre de Dios. Gazofilacio de la Jerusa–
lem celeste , donde tienen lugar no solo las
cuantiosas ofrendas de heroicas virtudes, que
te ofrecen los santos, sino tambien las mone–
dillas cortas que te dedican los pecadores po–
brecitos. Llenos están los libros de tus por–
tentos: unos con que premiaste los méritos de
los que te sirvieron; y otros con que enseñas–
te á conseguir los méritos de servirte. Yo de–
seo tener lugar entre los segundos, ya que no
puedo seguramente contarme con los prime–
ros. Quisiera ser tu verdadero devoto, para
tener de mi salvacion este 1ichoso signo y en–
tre los riesgo de mi perdic1on tan seguro asi–
lo. El corazon se me enternece, cuando con–
siderándote eficaz auxiliadora de los cristia–
nos, me acuerdo de la suavísima clemencia,
que usaste en Nápoles con un miserable escla–
vo. Rabia perdido este una alhaja de su Se–
ñor y llegó á tanto la consternacion de su es–
píritu, que por saber donde estaba, se ofreció
al Demonio por su siervo. Al punto se le a–
pareció este enemigo maligno, se la manifestó
en el mar, y le aconsejó ,que se desnudase y
entrase allí por ella. Desnudo de los vestidos
iba _á quitarse tambien el Escapulario del Car–
men; pero se lo impidieron visiblemente por