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tierra , y entonces dijiste entre sueños á un
devoto : "Yo quiero que mis hermanos solo
"lleven la Cruz de mi hijo:" ya tambien en la
ciudad de Cesnia, c;londe al pasar una proce–
sion los Carmelitas ante tu imágen , esten–
diendo
la
mano y brazo, y señalándolos con
el indice, repetiste tres veces en voz alta:=
"Mirad, estos son mis hermanos:" añadiendo
en la tercera vez : "quien viere á uno de los
"Carmelitas, ve á uno de mis hermanos." Ma–
dre eres Señora y hermana tambien nuestra;
pues los favores
inefabl~s
con que nos rega–
las, son dulces egecutorías de estas prendas.
Como madre te porta
ste, cuando te aparecis–
te al Sumo Pontífice
Honor.ioIII y le man–
daste que confirmas
e tu Religion entonces
perseguida; diciéndole:
"~o
se ha de contra–
"decir lo que mando: ni diferir lo que promue–
"vo ; y para que des crédito á mis palabras,
"esta noche, siendo Dios el vengador, dos de
"tus curiales, émulos de mi Religion, acaba–
"rán en una misma hora con muertes repenti–
"nas." Como madre, hiciste que el Papa Juan
XXII, concediese la plausible Bula Sabatina,
la que confirmaron despues siete Sumos Pon–
tífices. Como madre, en fin, te apareciste á
San Simon Stot, y vistiendo en tu persona á
todos los Carmelitas el Escapulario , le dijis–
te: "Recibe muy amado hijo , el Escapulario
"de tu Orden, que para tí y todos los Carme-