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EDICTOS.

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segun la costumbre de cada. P oblacion, en que, despues

de gastarse dilatado tiempo en aquellas reveren-tes, devo–

tas, preparatorias oraciones, qnc ocupaban

la

mayor par–

te del dia, se concluía la Liturgia., comulgando el P relado,

y

ministrando despues el Divino Sacramento

á

los Sacer–

dotes, ·Diaconos, y Clerigos, luego

á

Jos Aceticos, ó Mon–

ges,

las Diaconisas, Virgenes, B.eligiosas, Niños, y en fin

<i

todo el P ueblo;

y

esta es aquella exprcssion, que se ha–

ce en Jos actos de los Apostoles, en que se d.icc, que los

F ieles perseveraban en su Doctrina, y en

la.

Comunion de

la fraccion del P an,

y

oraciones, cuya co tumbre, para el

fervor de aquellos siglos laudabilissima, duró los tres pri–

meros tanto, que tal

YCZ

se repetían las Comuniones en un

di a, segun el numer o de J\Iissas,

que assistian, y un solo

Obispo solía decir hasta

~inco,

ó seis, segun la disposicion

de sus fuerzas e: pir ituales,

y

corpor ales, uso, que permane–

ció hasta el año de 1060. en que·la Santidad de Alexan–

dro II. prohibió la.rcpeticion en un mismo dia de Sacrifi–

cios,

y

Comuniones:

ex

Cap.

Slftf'icit.

de

con.

dist.

l.

Y

aunque la propria devocion de los Fieles bastaba enton–

ces, para que todos recibiessen la Sagr ada Eucharistia,

parece, quiso alentarlos mas San Anacleto, quando mandó,

que, hecho el Sacrificio, comulgasscn todos, porque assi

lo havian establecido los Apostoles, y hasta alli lo havia

observado la Romana

Iglesia ; cuyo fra gmento insertó

Graciano en el

Cdp. P eTacta de Con. d-ist.

2. constriñendo

mas

á

los Clerigos,

á

quienes excluyó de lo3 Ecclesiasti–

cos umbrales, sino comulgaban cotidianamente, y dexan–

do mas libertad á los laicos, principalmente

los Casa–

dos, que por la reverencia de tanto Sacramento, tal vez

se debían abstener de la Sagrada Synaxi s:

ex

Cap.

hom.

21.

de Con. d-ist.

2.

Entibiado pues el fervor Christiano,

pll· haYer ce–

sado la persecucion, en cuyo crisol se refinaba el Oro de

las virtudes,

y

resplandecía mas la Charidad, yá por la.

extension del Christianismo en todas las partes del Vni–

verso, yá por la irrupcion, que en todo el Imperio Roma–

no hicieron tantas, y tan barbaras Naciones, con cuya do–

minacion se pervirtieron las costumbres,

ó

yá finalmente

por la misma condicion, y fragilidad hunuma, que, mien–

tras,mas lejos mira los principios de qualesquiera regla¡¡,

y establecimientos, con tanta mayor desidia los observa,

no solo era infrec11ente la sagrada Comunion entre los Fie-

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