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EDICTOS.

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bastante copia oygan sus culpas, y ministren en los naufra–

gios de esta vida la segura tabla, que lleva al feliz Puerto

de la Gracia, debemos verdaderamente poner todo nues–

tro cuydado, en que los sugetos, que

e~ponemos,

tengan to–

da aquella instruccion, prudencia,

y

literatura, que el Sto.

Concilio 'l'ridentino, y todos los Sagrados Canones han de–

seado, y mandado, se inquiera, y especule, en los que se de·

signan, para ser Curas de Almas con especial señalamiento

de subditos, y territorio: No meno.sse necessita en estos la

pericia de la moral ciencia, que en aquellos los abanzados

conocimientos de esta facultad,

y

si se advierte, tal vez,

mucho mas extensos, si los Parrochos solo lo son de peque–

ños Pagos, ó de Lugares reducidos, en que son los casos,

no se ofrecen, sino a medida de las estrecheces de sus ha–

bitadores, quando en las Cortes, y Ciudades populosas, en

que son tantos, y tan varios los·empleos, y exercicios, las

ocurrencias son mas arduas: de suerte, que á proporcion de

las personas, estados, y negocios deberán ser los talentos

de los Confessores. Estos, aun como solo Sacerdotes, cu–

yo Caracter los costituye en potencialidad, y aptitud para

el Ministerio, deben tener presente, que sus labios son el

deposito de la sabiduria, y que de su boca han de solicita1•

los Pueblos la enseñanza en la Ley, y divinos preceptos,

por que ellos son los Angeles del Dios de los Exercitos:

Assi lo declamó vn Propheta; y assi siempre el Sacerdocio

ha sido el Archivo de la ciencia, y el centro de la verda–

dera,

y

solida Doctrina : de modo, que si se perdieran sus

noticias, en suB labios se habian de encontrar manifiestos

sus preceptos, que esso quiere decir, que los de los Sacer–

dotes son la custodia de las ciencias; y por esto el mayor,

y mas sabio de los Presbyteros, S. Geronimo dice, que, el

que es Sacerdote, sepa la Ley del Sr . porque, si la ignora,

' el mismo se arguye, carecer de este Caracter , pues,

á

el

pertenece, no solo saber la Ley, sino r esponder,

á

lo que

sobre ella se le preguntase: Mal, pues, llenarán estos de-–

bere~,

los que, distrahidos en vanos pasatiempos,

ó

fixados

á

vna perezos¡. inaccion, no se dedican con todo su con–

nato

á

adquirir estos thesoros, que no infunde la forma

sacramental, sino la continuada aplicacion

á

loEestudios:

Por esso, deseosos de sus adelantamientos, las primeras

providencias de nuestro Govierno fueron , las de que se

congregassen vn dia á la semana en nuestro Collegio se–

minario, para que a.lli se tratasse a.lgun caso de. concien-