EDICTOS.
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su disciplina decadente; entre ellos recopilamos el de los
Trages del sexo femenil, para corregir los desembueltos
provocativos, y escandalosos, precaviendo todos aquellos
que en sus Casas,
y
principalmente en los Templos, y pue:
den ser de perniciossas consequencias á los proximos; pa–
ra esto mandamos, que tragessen las ropas bajas, cubiertos
los brazos,
y
las sayas, y mantos en honesta proporcion ; Y
ahora nos ha parecido no de menos indecencia, de vivo in–
centivo, y de muy grande irreverencia, que traigan el pe·
cho descubierto, particularmente, quando van á las Igle·
sias,
y
llegan al Comulgatorio, pues con la accion de le·
vanta.r el manto, para recibir la Sagrada Forma, descubren
interioridades, que se presentan á los ojos, por donde al
Alma se conducen impuros pensamientos : Por tanto, te-·
niendo presente en esta parte, lo que muchos Sabios, y es–
piritualeS Varones han declamado contra la desnudéz de
brazos, y pechos, y contra el demasiado adorno en Cabeza,
y cara del otro sexo, por lo que las Sagr adas Letras acon–
sejan, apartar el rostro de la muger aliñada. cuya artificio–
sa hermosura ha sido causa, de que muchos perezcan, y que
la concupiscencia tome pabulo. par a encender se como fue–
go; y vltimamente lo que la Santid ad del Sr. Iunocencio
XI. decretó por el año pasado de 1683. publicando
vn
Edicto, en gue prohibía á todas,
y
quale quiera mugeres,
que transitassen por las calles,
y
mucho mas entrassen en
las I glesias con el pecho, y brazos descubiertos, bajo la pe–
na de Excomunion mayor, reservada á si, con la que t am–
bien ligó á los Confessores, pam que no las absol'Viessen,
yendo de este modo, cuyo santo ,
y
proficuo mandato, los
Eminentissimos, é Illustrissimos Prelados de Italia inser–
taron en los Synodos, que celebraron en sus respectivas
Diocesis : Y deseando, que en la nuestra se extermine to–
do, quanto puede ser provocativo
á
la culpa,
y
de menos
reverencia á las Iglesias, prohibimos,
y
mandamos, bajo de
la ¡1isma pena de Excomunion mayor,
ipso.facto ·incu1·1·en–
da,
á
Nos r eservada,
á
todas las muger es, de qnalquiera
calidad,
y
condicion, que sean, que, assi en los Templos,
con;10 en la calle traigan cubierto el pecho, y brazos,
y
que
para ello vsen de algunos paños tupidos.
y
nada transpa–
rentes, con que se tapen en lo interior del manto, de modo,
que no esté expuesto á la vista mas, que la cara,
y
essacon
todo el recato correspondiente, y sin muy prolixo adorno:
y bajo de la misma pena, Mandamos
á
los Confessores, que