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tÍmÍentó, y dolor dé nuestro cora.zon
~
no una vez nos ha
venido
á
la imaginacion, y nos ha pulsado el deseo de con·
vocar un Synodo, y en el ocurrir
á
tantas inspeccione>:.
Por otra parte se han ofrecido, y subsi·ten tales retra–
hentes, que nos ha parecido en la presente coyuntura tomar .
otras medidas; La visita de esta Capital, que es el centro,
de donde se dirigen las lineas
;Í
toda la.
Diocesi~,
y que, se–
gun la direccion de ellas, assi son los puntos de govicrno
1
que se formaq en su Orvita, ha sido la primera atencion de
nuestros cuydadossos desvelos; porque ma.l podrá propor·
cionar los remedios, quien ignora las dolencias; y aunque
muy adelantada, no estando toda via concluida, restando–
nos la ele los catorce Monasterios de Religiosas, que en lo
espiritual, y temporal necesitan de la mayor reforma, si se
exceptuan los Recoletos, donde con gra.n complacencia
nuestra miramos la disciplina Monastica en toda la exten–
sion ele su observancia, no nos permite distraher á otros
asumptos que piden tanta incubacion.
Lo que nos hace mayor pcsso es, que para una junta, en
que todos los Parochos, Beneficiados, y Presbíteros del Ar·
zobispado han de concurrir , se necessita dilatado tiempo,
para que se congreguen, por la grande extensi'On del terri·
torio, por la incomodidad de los caminos, y por el costo de
sus conducciones; cortas dificultades, si no se considerasse
el desamparo, en que quedan las Doctrinas, expuestas sin
sus proprios Parochos
á
los insultos del Enemigo comun,
y
á
que en este intermedio los Feligreses, que por la mayor
parte son neophitos, vivan en el mayor libertinaje, y que
en pocos días pierdan, lo que en
mucho~
havian adquirido
de Religion, y de Doctrina; ni
á
estos daños se podía sub–
venir con proveer de Vicarios los Curatos, porque
á
mas
de no ser muchos, los que se encuentran con bastante sufi–
ciencia para semejantes iuterinarios Ministerios, estos tam·
bien debeu 'Cnir al Synodo, siendo, los
IJUC
mas necesitan
ele sns reglamentos.
Tales, y scmqjantes
embarazo~
sin duda darían motivo
á.
nuestro. Preclcces."orcs, para que, on medio del Santo zelo,
con que governaron eu su tiempo, omitiessen continuar
In
celebracion de Synoclos, y estos mismos, parece, fueron can·
sa, de que un lllustrissimo Prelado de Canarias, haviendo
remitido relacion del estado de su Iglesia por el año pa·
sado de 1720. en que ponderaba las dificultades de convo–
car un Synodo, y juntar los Ecclesiasticos de su Obi. pado,