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dad f{,cilmente se concibe como una iglesia, aun en

los

~i empos

en que se ve privada de su principal pas–

tor, que es el obispo, subsiste no obst.ante, y contmúa

recibiendo por medio del clero de segundo ?rden la

influencia correspondiente de su gefe esenCial.

-

1

§.

VI.

Tal es la idea que del órden gerárquico de la iglesia

nos presenta la Escritura

y

la tradicion. Por elEvan–

gelio sabemos que Jesucristo; no solo instituyó após–

toles, sino tambien discípulos, y que destinó unos y

otros al gobierno de su iglesia, puesto que á ambas

órdenes de ministros dió la facultad de predicar el

Evangelio, é jmpuso á los fieles la obligacion de es–

cucharlos. "Envió discípulos

á

todas las ciudad es y

, á todos los lugares donde debía ir en persona, dice

, san Lucas, y les dijo: el que os escucha, me cscu–

" cha,

y el

que os d,esprecia, me despreca." Es así

que los obispos

, siendo,

como son, pastores del pri–

mer órden, no

suced.en

á

los discípulos;

lu ego los

sucesores de est

os son los

sacerdotes del segundo . No

es ciertamente otro el juicio de la iglesia. "Asi como

, nadie dude, dice Beda, de que los upóstoles repre–

" sentaban

á

los obispos,es.preciso entender y convenir

, igualmente en que' los setenta y dos discípulos eran

, la imágen de los sacerdotes de segundo órden" (1).

Del mismo sentir son Teodulfo, Raban Hincmar, Hu–

go de San Víctor y otros muchos. En el pontifical

romano el obispo habla

á

los sacerdotes al tiempo de

su ordenacion de la manera siguiente: "Vosotros es–

" tais figurados en los setenta y dos ancianos... Jesu–

" cristo escogió en el nuevo testamento los setenta y

(1) Sicut duodeciru apostolos formam episcoporum exhibero si–

mol et demonstrare nemo est qui dubitel, sic et septuaginta duo dis–

cípulos figuram presbyterorum, id est, secund i ordinis sacerdotum

gessisse sciendum

~st.

Beda sup. cap.

4

S. Luc,