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concilios

regresentat~vos

de la iglesia militante,

in~

uso tambien el de Basilea hasta la época de su tras–

lacíon (1 }." De todo lo cual se infiere que fuera he–

regía negar la "erdad de que · se trata, como decía

Gerson en su tiempo, sí esta definicíon dogmática

sobre la

supe~'ioridad

del concilio no hubiera perdi–

do en parte

notoriedacf pÍHa

C()ll

muchos fi eles,

· despues que las disputas suscitadas con ánimo de os–

curecerla han dividido en contrarios sentimientos la

opinion de los católicos. Léase á Bossuet en su de–

fensa de la declaracion del clero ·galicano, y allí se

.conocerá cuan débiles y mengu ados son los esfuerzos

dirigidos

eludir y desvirtuar la autenticidad y vigor

de .los decretos á qu.e nos referimos. Y á fé que se–

ria utilísimo leer esta obra ántes de resolverse á com–

batir la verdad -que defiendo, para no dar en la inútil

y fastidiosa tarea de reproducir dificultades tan repe–

tidas y victoriosamente resueltas.

.§.XX.

I .. uego el papa está sometido á las leyes de la

iglesia univer.sal, y no es señor absoluto para dispo–

ner arbitrariamente del poder eclesiástico, sino un

ecónomo obligado á emplearle segun las reglas

establecidas. Es intérprete, ejecutor y defensor

de la disciplina, de las

intencion~s

y espíritu de

la iglesia, y administrador de sus leyes;

pero

dependiente y Tesponsable á ·su tribunal. Los mis-·

~<;>s ~

ar.as

hall reconocid.o y decla'rado esta subor–

d~naclün.

La autoridad de la sede apostólica, de–

era el papa

~ozimo,

no alcanza por cierto

añadir ni

(l)

<?onstantieose concilium,

decretnm frequens, et alía ej us de–

creta, SJcut cretera

concili_a militantem

ecclesiam reprresen tantia, ip·

so¡·um potestatcm, auctontatem et

eminentiam

sicut cmteri

anteces–

sor~s

nostri,

q~?rum

vestigiis deviare nequaquam intent;fimus, et

Bas1lee~se

coucllmm usque ad transla.tionem ejusdem suscipumus,

amplec.ttmur, et veneramur ..