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alabanzas en todas las dema: naciones? La fama que ha adquirido nur:–
tro Episcopado es inmensa, habiendo sido muy extraordinarios los elo–
gios que el mundo cristiano le ha tributado. El arzobispo de Búrgos
D. Anastasio Rodrigo Yusto ha cautivado la atencion de la augusta
Asamblea, habiendo sido muy celebrados sus discursos no solamente
por la solidez de sus argumentos y profundidad de sus conceptos, sino
tambien por haber demostrado su grande y admirable facilidad en el
idioma latino. Despues de terminada una sesion en la que había hablado
el Excmo. r. Yu:to, un obispo frances dijo, alabando á los prelados es–
pañoles, que estos tenían ciencia, los italianos formas
y
los alerna–
ne. historia: que l.<..spaña es el país de la teología;
y
son varios los pre–
lados de diversas naciones que a:eguran que han brillado aun más qu
en el de Trente los obispos de España. El ._anto Padre está muy com–
placido de este Episcopado al que dispensa las mayores pruebas de dis–
tincion. Sabido es que cuando el Papa sale en tren de gala, lleva en la
gran carroza á dos cardenales. En las dos salidas que ha hecho en el
mes de Mayo del presente año, á las iglesias de la Minerva y de San Fe–
lipe eri, ha dispensado tal distincion á cardenales españoles. En el
primero de dichos dias fue el cardenal arzobispo de Sevilla uno de los
elegidos ,
y
en el segundo el cardenal arzobispo de Valladolid.
Pero no dejaremos de hacer particular mencion de los obispos de Ur–
gel y de Cuenca. Del primero ya nos hemos ocupado en otro lugar ele
esta obra. Del prelado de Cuenca podemos decir que ha arrebatado la
admiracion de los Padres en sus diversos discursos, y muy particular–
mente en el que pronunció en defensa de la infalibilidad del umo Pon–
tífice. Vamos á dejar al
Boletin Eclesiástico
de Cuenca formar el elo –
gio de este distinguido Prelado. Hé aquí cómo se expresa dicha publi–
cacion oficial :
«Desde muy .al principio llegaron hasta ·nosotros noticias en extremo
satisfactorias sobre los importantísimos trabajos de nuestro dignísimo
Prelado en el Concilio ecuménico. Sin embargo, por razones que á nadie
se ocultan, callábamos
y
seguíamos en nuestro silencio, cuando, con
inclescrip!ible júbilo, leimos el siguiente párrafo de una carta de Roma,
que publica en su número 58 la interesante y acreditada revista de Ma–
drid
Altm·
y
Trono.
«Hoy es objeto, dice, de las conversaciones y de
alabanzas el señor obispo de Cuenca, por el discurso que ha pronun–
ciado en la congregacion de hoy sábado ('1), discurso que dicen ha sido
(1) El brillantísimo discurso de que habla el comunicante fue pronunciado por S. E.
J.
en la con
gregacion del dia primero del cor riente mes de Julio.