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veinte á veinte y cinco votaron
Non placet;
piensa el señor Rey que
sólo en estos obispos hay ciencia
y
virtud? ¿Qué hace de los otros se–
senta á quienes veneran sus diocesarios, y de los cuales se muestra or–
gullosa la ilustre nacion francesa? Y despues, añade J. Chantrel en sus
juiciosas reflexiones, barajando números
á
su manera y sin escrúpulo,
afirma que la infalibilidad pontificia ha tenido contra sí ciento cincuen–
ta
obispos. ¿Quién le da el derecho de contar como contrarios
á
aquella
creencia votos que no son sino contrarios á la oportunidad? ¿Quién le
da el derecho de contar como votos desfavorables los
Placet jiixta
niodum
,
que sin duda no tienen tal sentido?
El
voto decisivo en la sesion pública del
18
de Julio, hace conocer lo
que se puede pensar de aquella cifra. Sabíase que la mayor parte de los
Placet jux ta modum
provenían de obispos que no encontraban bas–
tante explícita, bastante clara la definicion de la infalibilidad. Así es que
la votacion del día
'13
de Julio contribuyó
á
hacer más enérgica la defini·–
cion: era evidente que las concesiones de forma no desarmaban á la opo–
sicion, y por lo tanto la mayoría de los Padres pensó que era necesario
definir la verdad sin reticencias de ninguna clase, sin nada que pudiera
todavía dar lugar
á
argucias, y de este modo la oposicion contribuyó,
sin pensarlo, al más compl eto triunfo de la verdad. La sesion pública
dió por resultado 553
Plclcet
y 2
Non placet;
los demas obispos oposi–
cionistas se abstuvieron de comparecer
á
la sesion. De modo que re–
sulta al todo
67
abstenciones y
2
Non placet;
lo que demuestra que
todos los
Placet jux ta modum
del
13
se convirtieron en
Placet
el
18,
y que de los 88
Non placet
del 13 no quedaron más que 2 absolutos; y
si se quiere añadir á estos las abstenciones, 69 que es el número á que
quedan reducidos los 150 que hacían regocijar al Sr. Rey el dia 16 de
Julio.
¿Cuál deberá ser ahora la conducta de la oposicion? Hé aquí la con–
testacion que da á esta pregunta el citado escritor Mr. Chantrel :-La
oposicion debe rendir las armas en virtud de sus propios principios.
Ha luchado hasta el último momento con una tenacidad digna de mejor
causa,
y
frecuentemeute usando armas no muy conformes con la buena
fe
y con el amor sincero de la verdad: pero los gobiernos han recono–
cido siempre la infalibilidad de los Concilios generale , de acuerdo con
el Papa: luego la definicion es para ellos infalible. Mu cho habían albo–
rotado en estos últimos tiempos con la unanimidad moral; se les ha di–
cho que esta unanimidad no era necesaria, aunque sí era de desear.
Pues bien : dos
on placet
contra 553
Placet
nos parece que forman
C. T.
il.
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