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CAPÍTULO IV.

DEL MAGISTERIO INFALIBLE DEL ROMANO PONTÍFICE.

Esta Santa Sede ha creido siempre, la costumbre permanente de la

Iglesia prueba,

y

los mismos Concilios ·ecuménicos, sobre todo aquellos

en que el Oriente convenia con el Occidente en la union de la fe

y

de la

caridaJ, han declarado que el poder supremo de magisterio está com–

prendido en la primacía apostólica que el Pontílice Romano posee sobre

la Iglesia universal en su calidad de sucesor de Pedro, Príncipe de los

Apóstoles.

Por esto los padres del cuarto Concilio de Constantinopla, siguiendo

las huellas de sus predecesores promulgaron esta solemne profesion de

fe :

«La primera salud consiste en guardar la regla de la verdadera fe.

Y como la palabra de Nuestro Señor Jesucristo, diciendo :

Tú eres

Pedro,

y

sobre esta piedra edificaré-rni Iglesia ,

no puede faitar, ha

sido comprobada po:r los hechos, pues siempre en la Santa Sede se ha

conservado inmaculada la religion,

y

se ha enseñado la santa doctrina.

Deseando, pues, no separarnos en cosa ninguna de su

fe y

su doctrina,

CAPUT IV.

DE ROMANI PONTIFICIS INFALLIBILI MAGISTERIO.

Ipso autem Apostolico primatu, quem Romanus Pontifex tanquam

Petri Principis Apostolorum successor universam Ecclesiam obtinet, su–

premam quoque magisterii potestatem comprehendi, haec Sancta Sedes

semper tenuit, perpetuus Ecclesiae usus comprobat, ipsaque oecume–

nica Concilia, ea imprimís, in quibus Oriens cum Occidente in fidei

charitatisque unionem conveniebat, declaraverunt.

Patres enim Concilii Constantinopolitani quarti, majorum vestigiis

inhaerentes, hanc solemnem ediderunt professionem: «Prima salus est,

rectae fid ei regulam custodire. Et quia non potest Domini Nostri Jesu

Christi praetermitti sententia dicentis: «Tu es Petrus, et super hanc pe–

tra.m aedificabo Ecclesiam meam

(1),ll

haec, quae dicta sunt, rerum pro–

bantur effectibus, quia in Sede Apostolicaimmaculata est semper catho-

(1) Matlh.

XYI,

18.

C. T. II.

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