á
S. M, que tampoco ' lo hicieron; y finalmente
á
una Carta' es–
crita al P. Confesor, comparando
á
S.
M. ·con
el
Ímpio Rey
Achab,
y
diciéndole al mismo Confesor, que su nombre era mas
aborrecible que
el
del Marques de Squilace.
101 1 ·
En todo este Informe, ó sea
la
segunda Carta,
no se
ve probada la proposicion general de la primera sobre
que la
~~le
sia
está perseguida.
Porque como sabe
el
R. Obispo,
la
Iglesia es
la
Congregacion de todos los fieles cristianos, unidos en una or–
todoxa creencia y recíproca caridad , para llebar con paciencia las
flaquezas y adversidades de nuestros próximos.
101
2..
No se halla que
el
dogma católico,
el
exercicio libre·
'de la Religion, ni
el
culto exterior hayan sido impedidos, para
suponer ni aun remotamente, que hay persecucion en la Iglesia.
1
o
1
3
Esta persecudon parece la quiere fundar
el
Obis–
po de Cuenca en dos medios,
á
lo que se puede conjeturar; sin
embargo de lo inmetódico,
é
inconsiguiente de su informe con
las aserciones de la primera Carta.·
. 1
o
1
4
~~
principal medio de prueba le toma de las vexa..
dones, que atribuye hacerse al Clero con Escusado, Novales, &c.
¡Y
prescindiendo de esta pretensa vexacion, de que se vá á tratar
menudamenre,
y
sin la generalidad,
que reyna
en estas Cartas
del
Obispo, se conoce
el
error de la aplicacion; porque los
Mi–
nistros no son
la Iglesia,
sinó parte y miembros de ella, aunque
con mayor obligacion á manifestar moderacion,
y
á
mantener
Ja caridad y union con
el
resto de los fieles.
1
o
1
s
Pudiera tambien decirse, que
la
Iglesia era persegui–
(!a, si
á
los Ministros se les impidiesen sus verdaderas funciones
'de la predicacion, administracion de los santos Sacramentos,
y
<lemas actos propios de su ministerio pastoral ó parroquial : co–
n1o sucede en los paises de hereges, donde está interrumpido
el
N'erdadero culto ,
Ó
no se pennire público.
1016
De forma que en la Iglesia no se hán conocido mas
que dos especies de persecuciones : una de parte de los infieles -
contra todo
el
cuerpo de los Cristianos; no habiendo sido me–
nos constantes los seglares que los eclesiásticos en testificar la
fe
con su martirio;
y
la otra es la que queda insinuada de los here–
ges contra los católicos en ciertos puntos del dogma ó de
la
hierarquía.
1017 ,
Ninguna de estas dos persecuciones hay por la mi–
·sericordia divina entre nosotros. Con que es t1lsa la proposicion
'de que la Iglesia está perseguida,
y
una mera calumnia; tanto
mas