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nual del cristiano durn.nte el Jubileo," que existían en
Ia
Imprenta de Montemn.yor como propiedad particular.
Por esto no·es extraño que en mi contestacion del 11
al oficio de US. del 4, que recibí el 5 llegase
<t
manos de
US. en el mismo día que S.
E.
expedía su resolucion,
y
que me manifieste US. en ese segundo o·ficio de ayer que
esta razon ha imposibilitado, en caso de que hubiese si–
do necesario, considerar el contenido de mis comunica–
ciones.
Si abierto el Jubileo Santo, se quería imponer penas
al Metropolitano, que obedeció al Supremo Pastor de la
Iglesia Católica, en un asunto meramente espiritual, sin
infraccion de las leyes del
paí~,
no había por cierto, ne–
cesidad de tan notable festinacion, puesto que, por el so–
lo hecho de celebrarse el Jubileo conforme
á
la
Bula de
Su Santidad, que segun lo reconoce US. tiene fuerza de
ley en la Nacion, no corrian peligro inminente los ver·
daderos y bien entendidos intereses de nuestra Repúbli–
ca. No puedo suponer que se tenga un ánimo hostil con–
tra la Iglesia, porque felizmente S. E. tiene dadas prue–
bas de su eminente catolicidad, pero no puedo dejar de
deplorar con mi venerable clero,
y
todos los buenos ca–
tólicos, la resolucion
y
las medidas que por parte del
Gobierno se han expedido sobre este asunto, no precisa–
mente en depresion de la. persona del Arzobispo, si no
en menoscabo de la libertad y tTe la independencia de la
Iglesia Católica.
Dios guarde á US.
José Sebastian,
Arr.obispo c1c Lima.