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tre sí , en
la
misma razón en que se hallan entre si
loa fines á que ellas se dirigen, puesto que el
fin
es el eleml:'nto que eBpecifica todo el :;er de
las mis–
!Ilas,
y
e
el principio que da origen
y
determina
todos sus der l:'chos. "
(1)
P or tanto, así como lo
e~pi t-i.tual está obre lo temporal, el alma sobre el cuerpo
y
el
cielo sobre la tierra, de igual modv, la Iglesia
pr~valece
sobre el Estado. "El fin de
la muchedumbre .asocia–
da,
enseña
anto Tomoís,
es
rivir virtuosamente ;
pues á los hombres se reunen en comunidad civil,
á
fi n
de obtener de el!a protección para vivir bien,
y
el
vivir bien no es sino vivir según la virtud. Mas, es .
te fin no
puedE~
ser absolutantPnte el último, puesto que
el hombre, atendida su alma inu,ortal, está de t inado
á
la eterna bienaventunmza ___ .l\'o es, pues, el últi-
mo fiu de la ociedad humana la vida virtuosa, sino.
el llegar por medio de
ella
á
la
felicidad eterna.
Ahora bien, el que gula á la con ecución ele esta fe–
licidad es .Tesucristo, que eqcomendó e:;te cuidado, acá
en la tierra, no á
los principes seculares , sino al sa–
cerdocio por Él instituido, y principn.lmcnte al Roma–
no Pontifice, su Vicario,
a
quien t0clos los reyes del
p ueblo cristiano deben e:;tar
~lUje.tos
como al mismo
Cristo."
[2]
A
tre
órdeni:'S tienen que pertenecer la¡;; accio–
nes emanadas
cid
hombre cumo ;;ct• social, á
aber:
al orden espiritual, al temporal
y
al mi xto.
La~
ac–
ciones del primer orden estún exelusivamente some-·
tidas á la potestad ecle iásticn, con absoluta indepen–
dencia del poder temporal : tale
son el culto
divino ~
la
predicación. &. La razón de e:;to es porque só–
lo
á
la
Iglesia conhrió
J
e ucri;;to
la potestad de re–
g ir á las almas en orden
á
la oterna saiud : á ella
dijo: " id
y
enseñad á todas
las gentes á observar
todas las co as que os he mandado. " (
3)
Los asuntos
( 1 ) La Iglesia
y
el Estado.
(2) Santo Tomás.- De regímine Principum. XIV.
(3) S.
l'llath. 28, 19.