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!iones sociales, para que los fiales tengan ideas fi–
jas
á
que atenerse en la resolución de el las. Mas,
en la última Encldica sobre " la Constitución cristia–
na de la sociedad civil ", ha reunido el Papa, con ad–
mirable sabiduría, las G.octriuas católicas relativas al
origen, organización y deberes uel poder temporal.
Trataremos, guiados por las Enseñanzas Pontificias,
de algunas cuestiones sociales importantes, como ue
las
r~'>lnciones
entre la Iglesia y el Estarlo, del ori–
gen de la Autoridad política, del pretendido derecho
de revolución , de la toiHancia de cultos, de los Con–
cordatos
y
de la política cristiana, que son los asuntos
de que principalmente se ocupa la Encíclica
"IN–
MORTALE DEI".
Citaremo10, además, la doctrina de otros
Papas y doctores católicos, para que e ven, que León
Xlli
está de .acuerdo con sus prcdecesrwes
y
con el mo–
do de pensar de la sabia antigüedad cristiana.
II.
LA !GL"ESIA
y
EL
ESTADO.
Habiendo Dios criado al hombre esencialmente
sociable, le colocó en el seno de dos socieuades en–
cargadas de sati::;facer sus necesidades
y
de procurar
su perfeccionamiento : la Iglesia
y
el Estado, la so–
ciedad religiosa y la civil. El fin de esta última es
dirigir á los hombres
á
la consecución de la eterna
felicidad, la que, 5i bien se obtiene más a1\á del tiem–
po, depende con todo de la vida presente, ya que
en ésta, según la ordenación de Dios, debe el hom–
bre trabajar por obtener el fin último. El fin del Es–
tado es la consrcución de los bienes tempora:es y
también de la felicidad temporal, fundada en el or.–
den y en la justicia. De estas dus sociedades, la Igle–
sia es superior al Estado; porque, si la dignidad de
las cosas se conoce por sus fines, es claro que la fe–
licidad sempiterna, á que
conduc~
la Iglesia, está muy
por encima de la felicidad temporal, que intenta el
Estado. " Las sociedades, dice Liberatore, e_stán en-