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de su avaricia
y
de sus placen:,;.
~
i los gobernados no
reconocen la necesidad del pocer público.
y
de que de–
ben ser resretados y obdeciclos
lo~
que lo ejercen; per–
dida la fuerza de la autoridad,
y
entronizada la anarquía,
sobreviene el caos, que hace imposible la existencia de
las naciones, conduciéndolas á la humillación
y
aún
á
la
más vergonzosa servidumbre.
an Bernardo ha dicho
á
los que gobiernan: "'Debéis
gobernar ele manera que atendáis
á
todos, que aliviéi
á
todos procurando el bien
y
la conservación de todos. \ o–
sotros sólo estáis
á
la cabeza de vuestros pueblos; mas
no para que os aprovechéis de la sumisión de vuestros
gobernados, sino para que é:;tos se aprovechen de los
beneficios de vuestra autoridad. Ellos no os han hecho
soberano suyo en interés vuestro, sino para su propia fe–
licidad." Estas advertencias deben ser conocidas
y
nun–
ca olvidadas por todos los que desempeñan las funciones
del poder público.
La Religión, enseñanclo que todo poder viene de Dios,
impone
á
tos gobernantes la obligación de conducirse se–
gún estas máximas de San Bernardo;
y
exige de los go–
bernados el respeto y sumisión que a l origen divino de
la autoridad se deben. Por manera que establece la más
sólida base
y
fundamento del orden social, proclamando
como una gra n verdad: que el remado de la impiedad,
como se lee en el libro de los proverbios. es la destruc–
ción de lus pueblos.
"Quitad la Religión, dice el célebre La i\Iennai ,
r
queda de ·truícla tocla moral obligatoria;"
y
añade: "en
efecto, los filósofos así antig uos como modernos, que han
impugnado las verdades fundamentales de la Religión,
han trastornado al mismo tiempo los principios funda–
mentales de la moral."
De igual modo pensaba R ous eau cuando decía:
''1
o
entiendo cómo se puede ser virtuoso
in R elig ión . P or
mucho tiempo seguí la opinión contraria de la que ya es–
toy bien desengañado."
La práctica de la virtud
y
el cumplimiento del deber
exigen grandes esfuerzos
y
sacrificio:; porque si bien es
verdad que el hombre posee los medio
indispensables.
para obtener este fin, no es menos cierto que, procedien–
do en el pleno ejercicio de
u libertad, puede apa rtar ·e
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