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14'6-

¡Jara ir al templo de J erusalem, siempre en unión de José,

á cuyo lado

y

servicio permanece ha ta el momento de

la dichosa muerte de este justo.

Al verse elevada á la dignidad de madre i\Iaría, desple–

ga todos sus desvelos en favor del divino Infante: pre–

para con sus propias manos los pañales en que debe! en–

volverlos, teje la túnica inconsútil que debe cubrirlo, lo

reclina en su seno virginal, lo alimenta con la leche de

. us pechos

y

lo adora

y

ama como á su hijo

y

á su Dios.

Cuando lo pierde én el templo, tres días lo busca incon–

solable,

y

sólo halla reposo al encontrarlo enseñando

á

los Doctores de la Ley.

Durante su vida evangélica lo acompaña en sus excur–

siones por los pueblos de la Judea, en unión de sus pa–

rientes más cercanos, apura gota á gota el amargo cáliz

de su pasión, lo

igue al calvario

y

al pie de la cruz es

constituída por su agonizante hijo,

ladre de la humani–

dad: lo recibe muerto en sus brazos

y

lo conduce al se–

pulcro con la fortaleza de Reina de los mártires: lo ado–

ra re ucitado

y

glorioso,

y

asiste á su Ascensión triunfan–

te al Monte Olivete.

En su estado de viuda, sólo usa de su libertad para

ejercer el bien

y

trabajar por el acrecentamiento de la

Iglesia naciente; ella fortalece al débil, consuela al afli –

gido, aconseja al necesitado, ilu tra al ignorante;

y

cuan–

do llena por completo su misión divina, vuela en alas

del amor al Cielo, donde es coronada por la Trinidad au–

gu ta, Reina

y

Señora de los ángeles

y

de los hombres.

Por último: Jesucristo, que es el verdadero

Hijo de

Dios,

quiso ser llamado también

Hijo del Hombre,

para

enseñar con su ejemplo á los hijos de familia sus princi–

pales deberes.

Todo lo que nos dice el Evangelio de su conducta res–

pecto á José

y

María, durante lo

treinta años de su vi–

da privada, es que les estaba

sujeto-Et

e?'at

subditus

illis

(Luc.

2-5

1.),

frase corta pero elocuente, que encie–

rra ,en sí todo un poema de abneaación

y

obediencia.

El que era el Omnipotente

y

dueño absoluto del U ni–

verso se entregó enter¡¡mente á la dirección de José, jefe

de la familia; de él recibe el alimento, el vestido, la edu–

cación

y

el aprendizaje ele un oficio mecánico;

y

al

C?'e–

cn

en edad, crecía también e11 sabid111'ia

y

gracia delaute