DE LÁ l\EFOI\MACION CRISTl1\N ,\.
des1lichado. Grande bien es lo que te lleva á este fin, mal grande
lo que te aparta de
él.
La prosperidad
ó
la adversidad, la riqueza
ó
la pobreza , la salud ó
la
enfermedad, la honra
ó
la deshonra, la
vida
ó
la muerte, no son de suyo bienes ni males; si te ayudan
á
conseguir este fin, son bienes, y los has de desear; si te apartan
de el son males
y
los has de aborrecer. Todas las cos:is criadas tie–
uen su fin determinado con que se satisfacen: lo liviano suhe arri–
ba, como el aire y el fuego que rompen los montes
y
estremecen
la tierra cuando están bajo de ella por subir á su esfera ,
y
lo gra–
ve Laja
á
Ja tierra como á su centro. De manera que
~ada
elemento
se mueve
á
su término,
y
rn llegando á él se quieta
y
descansa,
porque en topando el fuego con sn esfera
y
la ti!'.rra con su centro,
no les queda apetito de pasar mas adelante, porque no hay mas
donde esta baje ni aquel suba, que si lo hubi era ninguno se quie–
tára, pues en· habiendo apetito de mas no hay descanso en lo me–
nos. Asi el entendimiento tiene por último fin la verdad,
y
la vo–
luntad el bien; este para que sea amado de la voluntad,
y
la ver–
dad para que sea entendi 1la del entendimiento; como la capacidad
de estas dos potencias es casi infinita, pues no hay cosa alguna, ni
la puede haber, q11c no p1wla ser entendida
y
amada, síguesc que
ni
la
una ni la
otra
pueda sa ti sfacer ni qnietarsc, si no es con ver–
dad
y
bien infi11ito. Y como es tas potencias son
l::i
parte 1:lrincipal
del hombre, hemos tamliien de dar eu él un fin
é
inclinacion qu'e
le quite el deseo con que nace. Este no puede se r material ni fini–
to, porque no hay cosa en el mundo que le satisfaga al alma, que
es inmortal
y
eterna; y para que ella se dé por contenta de algun
bien, ha de ser infinito, como es la vida eterna ;
y
Dios nuestro
Señor, blanco de sus deseos, objeto de sus esperanzas y descanso
de sus pensamientos. Y si para conseguir fin tau al to has
(1c
po–
ner la mira en este blanco, imita
á
los que tiran de
puntería ~
que
para dar en él cierran los ojos á todo lo dernas , abriéndolos "º la–
mente á lo que es menester para acertar'·
y
los que asi no !o ha–
cen, antes se divierten en cosas de la tierra, dan en el terreno, que
al fin, blancos de tierra, dejan en blanco
ú
lo.:; que mej or asestan
en ellos sus confianzas
y
pensamientos. Y 11ccl::irando mas esto san