CUARTO
CAPITULO
111.
DEL EXÁllIEN PARTICULAR.
Sau Juan en su Apocalypsi dice (l), que vió un dragon grande
y
hermoso, con siete cabezas cornnadas, símbolo de los siete vi–
cios, de que
ya
hemos tratado,
á
quien capitanean'
y
caudillan siete
demonios: Leviathan á la soberbia, J\'Ianmona
á
la avaricia, Asmo–
deo á la lujuria, Berilh á la ira, Urelfegor á la gula, Beelzebud
á
la envidia, y Astarnlh á la pereza; los cuales como reyes, tienen
debajo de su jurisdiccion muchos vasallos, y no hay quien no re–
conozca en sí alguno de ellos, corno
á
rey, y señor natural que le
manda y le lleva tras de si. Contra esta gran bestia pelea el exámen
particular, batallando con ella, como Hércules con la hidra: y si
por medio de él, cada afio le cortásemos una cabeza, venciendo un
vicio, presto seríamos perfectos. Cuando Judith cortó la cabeza á
Holofcrnes, todo su ejército tuvo por buen acuerdo el ponerse en
huida , y cuando nosotrns pasáremos
á
cuchillo el principal vicio,
huirán todos los demás, dejando la tierra de nuestrn corazon libre;
y
así vencidas las siete cabezas, cada una de por
EÍ,
como las siete
naciones que vencieron los hijos de Israel
('2),
queda vencido el es–
cuadron de todos los demas vicios , que nos impide la entrada en la
tierra de promision:
y
esta guona ha de ser p1·imero contra las pa–
siones, que reinan mas en nosotros, y nos hace caer en mayores
pecados, hasta dejarla sin aliento y vida, que este es un noble y
discreto linaje de patricidio, matar un cristiano los hijos primogé–
nitos de sus afectos; pues por su muerte el padre de ellos grangea
vida ,
y
alcanza glori::i :
y
esta guerra se ha de hacer, proponiendo
por l::i mafia na firmísimamcnte de no dejarnos vencer de ella, andando
entre día con el recato que autla el que se recata de un poderoso
y
capital enemigo : antes de comer examinaremos cómo nos lia ido,
tom:índonos cuenta como si la tomüsernos
á
otra tercera persona; y
(1)
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12. uum.
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Exod. 23. 11u111.
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