DB LA CONFESION.
1 , ")
\),J
Ahuyenta
:11
demonio,
y
póncle miedo, para que
110
se atreva
¿¡
molest,arle con récias ni frecuentes tcnt,aciones.
Siendo la hora de la muerte incierta, y contínuos sus asaltos,
está preve nido siempre para ella,
y
tra0 ajustadas las cuentas para
cuando se las pidan.
1-I<ícese la conciencia delicada, y temerosa, que repara en cul–
pas ligeras ,
y
alcanza grande seguridad de conciencia,
gran1l1~
pro–
babilidad tle su salvaciou, grande consu.clo tic su alma, grande
quietutl en sus acciones, gramle paz
y
al egria en vida,
y
en muer–
te;
y
al fin,
dd
qu e se confiesa
á
mcm1tlo, bi en podemos cou
venlatl decir lo que
San
.Bernardo del religioso que vive con mas
pureza: cae raras
veces~
lcvántasc presto , auda con mas reca–
to, es consolado
á
menutlo; goza de nna s
0
gura paz,
y
quietuchle
conciencia;
muen~
conHado, sale m:l s presto del Purgatorio, y tien e
mas abundante y copiosa gloria.
CAPITULO XIII.
DE LAS VIHTUDES QUE HA DE TE.NEll LA CONFESION
Y
LAS
FAVl'AS
QOE EN ELL, SE HAN DE EVlTAJl •
.La Co11fesion ha de ser humilLl e, clara
y
pura , breve y liieu
ordenada.•
A la hurnildaJ. pertenece la reverencia interior
y
este1'ior que al
confesor se debe tener, corno
á
quien se representa
á
Cristo nu es –
tro Sefior, y las palabras que suenen mucho respeto,
y
no escuse 11
los pecado: , ni los so lapeu, ni los aligeren, echando la culpa
<Í
la
mala incliuacion,
y
costumbre, ni
ü
la
flaq1.11~za
de la carne, ni
<Í
la ocasion qlie se ofreció, ni
á
la mala co11diciou d • otros , ni
á
la
muj er
('1),
co1110 hizo A.dan, ni al demonio corno hizo Eva, que
csn seria escusarsc, ma s que acusar. .Lo cual di ce el card ena l Pnt.lro
Darnia110, (¡ue es
gra111le
culpa,
y
1411~
por eso el
ai1Lo
rey David
pedia
á
nu es tro Scfior que no permitie se que su corazon se
1.leslizase
(1.)
L\ug.
¡,¡
Gé11c•:-; .
'2.